Casi el 60% de los barcos petroleros fantasma de Rusia, usados por Moscú para eludir las sanciones económicas europeas, pertenecían con anterioridad a firmas de Europa Occidental que no dudaron en venderlos a los rusos. En su mayoría, eran compañías griegas. Es lo que se desprende de un estudio del think tank Brookings , con sede en Washington, publicado este viernes. No deja de ser curioso que estos buques (el 37% de ellos de anterior propiedad griega), ahora están siendo objeto del nuevo paquete de medidas de la UE contra Moscú que se ha lanzado hace días. El 10 de enero, EE.UU. ya sancionó a 183 buques de Rusia, la gran mayoría de los cuales eran petroleros.
Según la investigación periodística Follow the money, las firmas europeas han ingresado más de 6.000 millones de dólares al vender a los rusos unas 230 embarcaciones para esta flota, cuyo número total es incierto.
Casi cuatro de cada diez buques rusos ‘fantasmas’ con anterioridad eran de propiedad griega
Hay que recordar el contexto: en diciembre de 2022, el G7 (más Australia) impuso un tope de precio al petróleo ruso para limitar los ingresos de Rusia por exportaciones energéticas como represalia por la invasión de Ucrania. En respuesta, Rusia intensificó sus esfuerzos para acumular una flota en la sombra de barcos petroleros que pudieran transportar petróleo evitando así los límites de precios impuestos.
La estrategia de esta flota en la sombra se centra en enmascarar el origen del petróleo ruso. Para lograrlo, Rusia emplea diversas maniobras engañosas, como transferencias repetidas de carga entre barcos, mezcla de crudo de países terceros, falsificación de datos de ubicación de las naves incluso mediante apagones de los sistemas vía satélite que sirven para la identificación automática de estos buques.
Según la Kiev School of Economics, Rusia ha gastado cerca de 10.000 millones de dólares para comprar barcos antiguos a empresas occidentales (más de la mitad, europeas), ocultando la actual propiedad rusa mediante esquemas complejos que involucran empresas pantalla y cambios frecuentes de bandera (India, Seychelles, Hong Kong, Vietnam). La proliferación de la flota en la sombra, que alcanzaría unas 600 embarcaciones que comercializan el 70% de las exportaciones fósiles de Rusia (valoradas en 800.000 millones), ha permitido a Rusia hacer negocio manteniendo sus ingresos y evitando un colapso económico total. Además, la mayoría de estos barcos rusos fantasma son muy antiguos y están asegurados por compañías de dudosa reputación, lo que presenta serios riesgos para las jurisdicciones por las que pasan, especialmente en caso de derrame.