El modo Trump se instaló este lunes en los mercados. Las bolsas globales, las divisas o el petróleo se movieron a merced de lo que marcara el presidente de EE.UU. Reinó la incertidumbre, entre amenazas y mano tendida a negociar. Las caídas pronunciadas del inicio de la jornada, más cercanas al 2%, fueron dando paso a pérdidas más moderadas. De una sangría a algo más digerible. El punto de inflexión fue el anuncio de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, de que los aranceles inminentes para su país se frenaban un mes.
En el primer capítulo de la novela, el castigo bursátil arrancó en la madrugadora Asia, siguió por Europa y arrastró en un primer momento a Wall Street. Los mercados compraron el relato de que las amenazas de aranceles de Trump eran una apuesta máxima para arrancar una negociación con los países que tiene en la mira. Firmó los aranceles del 25% para México y Canadá y un 10% para China, que hoy empezaban a regir. Como las horas para el día D avanzaban y la cosa parecía que iba en serio, las ventas se adueñaron de los parqués. Las acciones de valores más expuestos a México, como el BBVA, o a EE.UU, como Fluidra, se anotaban pérdidas que llegaron a rondar el 5%. Lo mismo para el sector automotriz con fábricas en zonas con aranceles, como Stellantis o Volkswagen, ambas llegando a dejarse hasta el 6%. Para añadir más tensión, Trump ha ido reiterando que el siguiente objetivo de su guerra comercial puede ser Europa. La consolidación de las medidas en sus vecinos al sur y al norte daba más fuerza a la idea. Suficiente para teñir de rojo el Viejo Continente, con un castigo que además del motor pesó en las firmas de lujo, como Kering (casa de Gucci, Balenciaga...), Louis Vuitton o Puig en el caso nacional. “La magnitud del aumento (de los aranceles) indica a todos los socios comerciales que EE.UU. está dispuesto a sufrir repercusiones internas relativamente fuertes para lograr sus objetivos de reequilibrar su comercio y afirmar su estatus económico dominante. En pocas palabras, Trump va en serio”, exponía a primera hora Gilles Moëc, de AXA IM.
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En el lado de las divisas, el dólar salía fortalecido. Los aranceles apuntaban a casi la mitad de importaciones, señalaban los analistas de ING. Para cubrir el hueco las fábricas americanas debían doblar producción, inasumible a corto plazo. El resultado es más inflación, tipos más altos por encima de lo esperado y un dólar fortalecido en el cruce con divisas rivales, porque el inversor empezó a descontar en rebajas de tipos en los países afectados para debilitar su moneda y que sus productos sigan siendo atractivos para los americanos pese a los aranceles, repasa Antonio Castelo, analista de iBroker. El resultado: dólar al alza; yuan, peso mexicano, dólar canadiense y euro a la baja. Algunos en mínimos de años, con el euro en los 1,02 dólares.
Luego, con el aplazamiento de los aranceles a México el mercado deshizo algunas caídas, y los descensos globales del 2% tendieron al 1%. Hubo heridas que quedaron sin sanar. El castigo al motor o al lujo se consolidó, con correcciones superiores al 4% para Stellantis o Volkswagen y algo menores en Kering o Puig. Por el Ibex 35 el farolillo rojo acabó siendo Fluidra (-4,1%) y el BBVA recortó pérdidas al 2,8%. En su caso, la caída provoca que la prima ofrecida en la opa por el Sabadell profundice en el terreno negativo, a un máximo del 1,2%. Es decir, si un inversor del Sabadell acudiera hoy a la oferta perdería el 1,2% de su inversión. El índice nacional terminó cayendo el 1,3%. Frankfurt (-1,4%), París (-1,2%) y EuroStoxx (-1,3%) completaban el rojo. En Asia su cierre temprano no le permitió deshacer camino y el Nikkei se dejó el 2,7%, con desplomes de más del 7% para Mazda y Honda. China no operó por festivo. Wall Street finalmente cerró en negativo.
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La acción-reacción también se tradujo en un mercado del crudo de altibajos, con unas primeras subidas a los 77 dólares para el barril de Brent que se fueron deshaciendo en la jornada, a 75 dólares. Algo similar se vivió en el índice del miedo, el VIX, que tras dispararse el 20% fue desinflándose. Donde se mantiene la apuesta es en la búsqueda de refugio en el oro, que alcanzó nuevos récords, al tocar los 2.828 dólares la onza. Trinchera para el modo Trump.
