Récord histórico para el oro. El metal dorado ha superado los 2.800 dólares la onza, la guinda en el pastel después de cinco semanas consecutivas de ganancias en los mercados.
Su revalorización –un 27% el año pasado– está impulsada por una amplia variedad de factores. Las cotizaciones no se incrementaban tan rápidamente desde la pandemia de covid .
Por un lado, el oro actúa como valor refugio en un mundo incierto. Y en la actualidad hay más incertidumbre que nunca: amenaza de aranceles a gran escala, guerras y tensiones en Ucrania y Oriente Medio. Pero esta vez también influyen elementos coyunturales y económicos. “El precio del oro a menudo sube cuando la confianza en el Gobierno es baja”, recuerda el analista de Mirabaud, John Plassard. En la actualidad hay cierto escepticismo respecto al hecho de que la trumpeconomics, con sus barreras aduaneras,pueda causar un rebrote de la inflación. Y el oro suele ser una buena herramienta de protección en estos casos. Además, como los tipos de interés están yendo a la baja (con el permiso de la Fed), el metal dorado pasa a ser más atractivo, al ser menor la remuneración financiera de los inversores.
Algunos creen también que el mercado está anticipando una posible corrección en las bolsas. “Después de todo, las relaciones precio-beneficio son excepcionalmente altas, por lo que poseer activos defensivos como el oro tiene sentido. Los inversores a largo plazo también han expresado su preocupación por el ascenso de la deuda del gobierno estadounidense dada la escasa señal de prudencia fiscal en Washington”, apuntaban desde Metals Focus.
Otro factor alcista es el apetito por los lingotes por parte de los banqueros. Carsten Menke, de Julius Baer, recuerda que “más allá de la política y el crecimiento estadounidenses, los bancos centrales emergentes parecen estar de nuevo al mando del mercado”. En octubre, los bancos centrales aumentaron sus tenencias de oro en 60 toneladas, la cifra mensual más alta del 2024, y en noviembre en otras 53 toneladas.
Además, después de una pausa de varios meses, el Banco Popular de China reanudó las compras, con 15 toneladas entre noviembre y diciembre, para protegerse frente a la depreciación del yuan. Y también como parte de una estrategia de desdolarización que están llevando a cabo las economías emergentes.
Hay potencial para que la actual subida continúe, porque el porcentaje del oro en el portfolio de los inversores es todavía pequeño. De hecho, según la última encuesta trimestral de ARC Market Sentiment, el 75% de los 83 gestores que respondieron no tenían exposición al oro o una ponderación de menos del 2,5%. Ningún gestor tenía más del 10%. “A menudo nos olvidamos de que el oro se empezó a utilizar entre el 4.600 y el 4.200 a. C., por lo que es un activo con el que siempre hemos convivido y que se ha revalorizado con el tiempo. Hoy, con las incertidumbres económicas, políticas, monetarias y geopolíticas, sigue despertando interés entre inversores y banqueros centrales. En una cartera diversificada, conviene tener algo. De eso no hay duda”, apunta Plassard. Un consejo que vale oro.