¿Feliz Año Nuevo?

Difícil cuestión la de esta columna, ¿debería efectuar un balance del año finalizado o evaluar las expectativas del que comienza? Sobre la situación hoy, el viernes pasado presenté una síntesis de buenas noticias confirmadas con el crecimiento del PIB del tercer trimestre, por lo que nada hay que añadir. En cambio, pocas veces un año nuevo ha generado tantos temores para unos como esperanzas para otros: aquellos con responsabilidades contienen la respiración aguardando las primeras decisiones de Donald Trump, que de buen seguro nos han de impactar, y no de forma positiva. De lo que se espera de su política económica, merecen consideración particular sus potenciales efectos sobre tipos de interés, cambio climático, comercio global y los que se deriven del conflicto con China.

Sobre tipos, hay consenso general en que, de cumplir sus amenazas proteccionistas, la inflación en los EE.UU. difícilmente va a frenarse, lo que obligaría a la Fed a interrumpir (¿quizás, revertir?) las reducciones de tipos de interés, lo que inevitablemente implicará un reforzamiento del alza del dólar. De hecho, la caída de la bolsa la pasada semana fue resultado del anuncio, por la Fed, de rebajas de tipos en 2025 menores a las que esperaban los mercados. ¿Efectos sobre el resto del mundo? Duro para los países, emergentes o no, con deudas en dólares que van a contemplar devaluaciones de sus divisas y frenazo al crecimiento. Para nosotros, una de cal y otra de arena: la salida de capitales hacia América perjudicaría la inversión, mientras la depreciación del euro reforzaría las exportaciones.

Si Trump cumple sus amenazas, tendrá implicaciones en la inflación y en los tipos

En lo tocante al cambio climático, asusta la posición de Trump proclive a desdeñar todas las advertencias científicas que, además, ha comenzado a cuajar en la UE: la extrema derecha comienza a presionar para revertir el Green Pact, atribuyéndole todo tipo de males económicos.

FILE PHOTO: U.S. President-elect Donald Trump delivers remarks at Mar-a-Lago in Palm Beach, Florida, U.S., December 16, 2024. REUTERS/Brian Snyder/File Photo

El presidente de los EE. UU., Donald Trump 

Brian Snyder / Reuters

Respecto de los aranceles, de terminar imponiendo los que ha anunciado cabe esperar una reducción del crecimiento global y de las áreas más exportadoras, como la eurozona. Añadan que las depreciaciones de China y otros países, imprescindibles para protegerse del aumento de aranceles, no harán más que presionar sobre nuestra competitividad.

Finalmente, el conflicto chino-americano difícilmente va a suavizarse con las amenazas de elevación general de tarifas aduaneras hasta el 60% para las compras a China. No auguran nada bueno las represalias chinas prohibiendo la exportación de galio y germánico, metales básicos para la alta tecnología, y de los que China es el principal proveedor mundial.

Lo que nos aguarda de 2025 no permite alegrías. Porque, además, la Unión Europea está particularmente mal preparada. Disfruten, pues, de la Nochevieja: los problemas que se otean no tienen fácil solución.

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