El nuevo récord turístico que vive España ha acelerado la apertura de centenares de hoteles en todo el país, especialmente fuera de los grandes focos de actividad donde la oferta ya es muy intensa –Barcelona, Madrid, Baleares y Canarias–. Después de unos años en los que la planta hotelera ha permanecido prácticamente estancada, coge nuevo impulso y sólo entre este 2024 y el año que viene se prevé inaugurar unos 651 establecimientos, según datos actualizados de EY. Un hotel cada día y medio. De esta manera, el número de activos hoteleros crecerá un 4,7% en sólo dos años, uno de los mayores ritmos de los últimos tiempos.
Se trata, en la gran mayoría de casos, de nuevos proyectos, aunque también se incluyen cambios de uso de edificios –de oficinas a hotel, por ejemplo– y reposicionamientos para elevar la categoría del establecimiento bajo una nueva marca. Ciudades como Sevilla, Valencia y Málaga experimentarán el mayor incremento porcentual en número de habitaciones, destaca Álvaro Monreal, senior manager de Real Estate de EY. No obstante, prosigue, este importante aumento de la oferta “sigue siendo insuficiente para igualar el ritmo creciente de la demanda”.
Ciudades medianas y la periferia centran los desarrollos mientras el sector debate sus límites
El viento sopla de cola para el sector pese a las protestas ciudadanas que se han vivido este año en los destinos más masificados –ahí quedan las históricas manifestaciones de Canarias y las marchas de Baleares–. De enero a octubre, España ha recibido 82,9 millones de turistas, un 10% más que en el 2023, que han gastado un acumulado de 110.984 millones de euros (+16,8%). Si todo va según lo previsto, el país cerrará el año con unos 94 millones de visitantes, cifra jamás alcanzada. A la par, las tarifas medias de los hoteles no han hecho más que subir. Dormir en una habitación es hoy en día un 49% más caro que en el 2019, un incremento que viene tanto por la mejora generalizada de la planta hotelera como por una demanda que no afloja, comenta Bruno Hallé, socio y codirector de Cushman & Wakefield Hospitality en España.
Los hoteles más caros están en Marbella (323 euros al día de media), Baleares (209,50), Barcelona (193,60) y Madrid (166,80). Tener un hotel, además, es ahora mucho más rentable, con ingresos por habitación disponible que han crecido un 10,2% de enero a septiembre de este año, hasta los 82 euros. Esto ha llevado a que varias cadenas estén batiendo récords de ingresos.
El país podría aproximarse a los 94 millones de visitantes este año, cifra histórica
Con todo, inaugurar un hotel no resulta tan sencillo. O al menos, no en los lugares más lucrativos. Para que un establecimiento sea rentable ha de tener unas cien habitaciones, y cada vez cuesta más encontrar este tipo de activos en el centro de los principales destinos a un precio razonable, subraya Hallé. De ahí que buena parte de las nuevas aperturas se concentren en ciudades medianas o en la periferia de las grandes urbes.
La actividad turística se está extendiendo así hacia más zonas del país. Y lo hace con un mayor peso de la oferta de alta gama, apunta José Manuel Fernández Terán, socio de PwC. Las habitaciones de cinco estrellas han aumentado un 5% desde la covid, y las de 4 estrellas, un 9%. “Esta evolución ha ayudado a traer un tipo de turismo que gasta más, con un incremento destacable de norteamericanos, acostumbrados a pagar tarifas altas”, añade.
Sin cambios sustanciales en el modelo turístico
Mientras la oferta turística crece por todo el país, tanto una parte del sector como la sociedad pide que se aborden los límites de un modelo que está generando malestar en los destinos masificados. La asociación empresarial Exceltur impulsó a principios de año un debate público para dejar de medir el éxito del turismo por los récords de afluencia, que por otro lado no dejan de batirse. Fueron los primeros, desde el lado empresarial, en poner sobre la mesa que algunos destinos han llegado a su límite. “Hemos avanzado en la concienciación de la necesidad de replantear los modelos de gestión del crecimiento turístico”, señala José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de la entidad que agrupa a las principales empresas del sector. Ahora bien, lamenta que todavía no existen “planteamientos integrales” que promuevan una diversificación profunda del producto o mejoras decididas en el empleo. “El reto para el 2025 sigue siendo cómo concitamos la actividad turística con las expectativas de la sociedad, tenemos que decidir qué perfil de demanda queremos y buscar aquella que sea respetuosa”, continúa Zoreda.
Pese a todo el debate en torno al turismo generado este último año, no se han producido cambios sustanciales a nivel agregado ni en el producto ni en el tipo de mano de obra que emplea principalmente, “con poca formación y poco valor añadido”, coincide el catedrático de Economía de la UAB Josep Oliver. “Algo así requiere tiempo y políticas decididas”, afirma, que de momento no se han producido más allá de las decisiones que están tomando algunos municipios. Es el caso de Barcelona, que se ha propuesto eliminar todos los pisos turísticos, o de Palma, que también ha introducido restricciones al respecto. La capital catalana mantiene además la moratoria hotelera.
Los 650 hoteles de estos dos años irán a otros lugares donde no han conocido, hasta ahora, el turismo con tanta intensidad.