Alemania es quizás el país que tiene el modelo que más se parecería a la financiación singular que prevé el pacto de investidura pero solo por la parte de la recaudación. En el reparto de los recursos es diferente.
Los länder (una suerte de comunidades autónomas de Alemania) recaudan en nombre del Gobierno federal los principales impuestos del país pero –a diferencia de la propuesta del acuerdo PSC-ERC– no se quedan con la totalidad de ese dinero. Sólo con la parte que corresponde a las regiones. Los länder recaudan directamente IRPF, IVA e Impuesto de Sociedades.
Los gobiernos regionales se quedan con una parte de los impuestos y el resto va al Estado
El reparto es distinto al que existe en España ya que a la regiones les corresponde el 42,5% del IRPF y el 50% del impuesto de sociedades. Tras recaudar el 100% de los impuestos se quedan con ese dinero y el resto se envía al Gobierno federal. Posteriormente es el Estado el que transfiere los recursos a los municipios o a las regiones que lo necesitan para equilibrar la financiación entre territorios especialmente con las regiones más pobres del país.
La profesora e investigadora del IEB-UB, Maite Vilalta, explica que en Alemania aunque los länder gestionan la mayoría de los tributos no tienen capacidad normativa. Los gobiernos regionales sí que pueden ejercer sus derechos a través del Senado. En España, en cambio, las comunidades autónomas apenas tienen capacidad de influencia en la política fiscal en la Cámara Alta . “La Constitución de Alemania establece que se debe garantizar una nivelación razonable de las diferencias en capacidad fiscal de los länder. Por tanto el resultado del mecanismo siempre ha sido el de una nivelación parcial, aun más después de la entrada en vigor de la última reforma del 2017 que eliminó el mecanismo horizontal explícito de nivelación”, detalla Vilalta.
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La falta de capacidad normativa provoca que los länder no pueden subir los impuestos o bajarlos en las regiones como sí sucede en España. De esta manera se evita la competencia entre comunidades como la que se da en España donde, por ejemplo, la rebaja de presión fiscal de la comunidad de Madrid atrae contribuyentes de otras regiones que persiguen pagar menos impuestos.
Algunos fiscalistas señalan que el modelo existente en el País Vasco, donde el gobierno regional se queda con toda la recaudación y abona al Gobierno central una cantidad en concepto de pago de los servicios que el Estado allí realiza es singular y sólo no se da en otros modelos federales.
El modelo que prevé el pacto PSC-ERC para Catalunya aunque es similar al vasco, puesto que prevé quedarse con la recaudación y hacer una aportación al Estado, cuenta con elementos de corrección y estabilización y cuya aplicación tendrá un efecto imprevisible. El principal elemento corrector es el de la cuota de solidaridad al estilo del sistema alemán para que todas las comunidades tengan un nivel de prestaciones similar. Esa “factura” solo quedará limitad por el principio de ordinalidad. Ese mecanismo prevé que Catalunya mantenga su puesto en el ránking de recursos antes de aportar a la caja común y después de recibir las cuantías correspondientes.
