La preocupación por la seguridad de los Boeing 737 Max 9 sigue creciendo. United Airlines informó de que han encontrado tornillos sueltos en los paneles de aviones de este modelo en los mismos paneles que se desprendieron el pasado viernes en el vuelo 1282 de Alaska Airlines, que tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Portland (Oregon) a los 20 minutos de despegar de ese aeropuerto.
United indicó que había detectado en sus inspecciones problemas sobre la instalación de la puerta sellada que saltó por el aire en el vuelo de la otra compañía estadounidense. El incidente de Alaska Airlines provocó que la Administración Federal de Aviación (FAA) ordenara que unos 200 aparatos de este modelo recibieran la orden de quedarse en tierra, a la espera de determinar que motivó el incidente de Oregón.
La divulgación de United se produjo después de que surgieran informaciones de que Alaska Airlines fue advertida en tres ocasiones previas sobre problemas con la presión de cabina en estos aviones. Los avisos resultaron lo suficientemente significativos para que la aerolínea decidiera que estos 737 Max 9 no se podían utilizar en vuelos a Hawái.
En aparatos con más asientos, estos paneles para sellar la cabina acostumbran a ser una puerta de emergencia. United detectó esta deficiencia al desmontar asientos para proceder a la revisión.
Centenares de vuelos y de pasajeros se han visto afectados por la orden de que estos Boeing estén anclados hasta que los reguladores consideren que son fiables. Alaska Airlines cuenta con 65, alrededor de un 20% de su flota, y United dispone de 79, más que ninguna otra compañía y en torno al 8% del conjunto de sus aeronaves.
El panel saltó en el vuelo del pasado viernes a los diez minutos de despegar. Por suerte, según Jennifer Homendy, presidenta de la junta de seguridad de transporte nacional (NTSB) que se encarga del asunto, el incidente no acabó en tragedia porque los asientos cercanos estaban vacíos, los pasajeros aún llevaban el cinturón abrochado y el avión todavía no había cogido la altura de crucero.
Pero los 171 pasajeros y seis tripulantes sí sintieron el impacto de un fuerte viento, un gran susto, el baile de las mascarillas amarillas colgantes y una oscuridad iluminada por los puntos de luz en tierra. El aterrizaje de emergencia se hizo con total seguridad sin que nadie resultara herido.
En unos pocos meses entre el 2018 y 2019, dos aviones Boeing 737 Max 8, de última generación, sufrieron sendos trágicos accidentes en los que 346 personas perdieron la vida.
El agujero en el aparato del vuelo 1282 si que engulló juguetes o teléfonos móviles de los pasajeros y en esta circunstancia parece estar la clave de que un profesor de Oregon hallara la parte desprendida en pleno vuelo.
La NTSB pidió la colaboración ciudadana para localizar esa pieza por ser un elemento clave para determinar lo que sucedió. Bob Sauer, de 64 años y 40 de experiencia como profesor de física en institutos, revisó el jardín de su casa en el área metropolitana de Portand tras recibir la llamada de una vecina. La mujer le comentó que había oído que habían encontrado en el vecindario un teléfono que había caído del avión. El iPhone continuaba funcionando.
Sauer, equipado con una linterna, acudió a su propiedad de Cedar Hills la noche del domingo. Pronto observó que allí brillaba un objeto metálico blanco. Se le aceleró el corazón porque no se podía imaginar algo así, a pesar de su buen conocimiento sobre las leyes de la física.
Pero era cierto, ahí estaba la puerta de seguridad que se había desprendido del avión de Alaska Airlines. Al parecer, los árboles actuaron como parapeto, como un airbag, antes de que cayera al suelo. Sacó unas fotos y llamó a la NTSB.
El lunes recibió la visita de los funcionarios, que le interrogaron durante una media hora y se llevaron esa pieza crítica para la investigación con destino a los laboratorios de Washington. La junta le homenajeó con el regalo de un medallón, decorado con un águila, para agradecerle sus desvelos.
Recuperado un smartphone que cayó del avión y sobrevivió a la caída de 5.000 metros
Casi 5.000 metros de caída y el móvil funciona: la historia del smartphone milagroso, que cayó desde la cabina del Boeing de Alaska Airlines, generará resquemor a todos aquellos a los que se le ha roto la pantalla del teléfono cuando se te cae de las manos.
“Aún en modo avión, con la batería medio llena”, escribió Seanathan Bates en X (Twitter), fascinado por haber encontrado un dispositivo que “sobrevivió a una caída de unos 5.000 metros y perfectamente intacto”. Y mostraba la foto de la pantalla aún en funcionamiento. "¡Gracias por ayudarnos!", escribió el lunes en la misma red social la jefa de la agencia estadounidense responsable de la seguridad del transporte (NTSB), Jennifer Homendy, que investiga el incidente. El móvil se estaba cargando cuando salió volando al desprenderse la puerta y cuando Bates lo recuperó aún tenía incrustando un trozo del cable de carga. / AFP