La viuda del fundador de Prosegur, Helena Revoredo, y sus hijos, que ocupan cargos de primer nivel en la empresa, han lanzado una oferta pública de adquisición de acciones (opa) para escalar en el accionariado y alcanzar una participación del 75%.
Los oferentes ya controlan el 60,8% del capital y su intención es dedicar 149 millones de euros a hacerse con un 15% adicional. La oferta es en efectivo, se dirige a 81 millones de acciones y tiene un precio de 1,83 euros por acción, un 27% superior al de cierre este martes en bolsa.
El anuncio de la operación ha tenido efectos inmediatos sobre la cotización de Prosegur y también de su filial en bolsa Prosegur Cash, dedicada a la gestión de efectivo. La primera sube un 20% y alcanza una capitalización de 945 millones de euros, mientras que la segunda, en la que Prosegur tiene una participación del 79%, avanza un 4% y vale ahora 821 millones.
Una oferta a través de Gubel con avales bancarios
La sociedad que lanza la oferta es Gubel, controlada por Helena Revoredo a través de un pacto parasocial con la familia y propietaria del 59% de la empresa. Si se suman los títulos que a nivel particular tienen el consejero delegado, Christian Gut Revoredo, y sus hermanos Germán y Bárbara, se llega al 60%.
La familia dice disponer de financiación suficiente para atender al coste de la operación, que ha quedado garantizada a través de un aval bancario.
En la información remitida a la CNMV, los oferentes se cuidan de precisar que el precio ofrecido de 1,83 euros es superior a las compras de acciones que, de manera informal, han ido realizando puntualmente los miembros de la familia.
Presencia en 31 países y 150.000 empleados
La base de Prosegur, creada en 1976 para transportar dinero en furgones, ha ido evolucionando hacia soluciones tecnológicas de seguridad y de gestión de efectivo. Su negocio incluye ahora desde cajeros hasta sistemas de ciberseguridad con presencia en Latinoamérica, pasando por una alianza en alarmas con Movistar. Tiene presencia en Estados Unidos, Alemania o Australia.
A cierre del año pasado, el grupo tenía presencia en 31 países y empleaba a 150.000 personas. Sus ingresos rondaban los 4.200 millones de euros, mientras que el beneficio neto se situaba en 65 millones. También tenía 100.000 vigilantes, 100.000 cajeros automáticos repartidos por todo el mundo y 10.000 vehículos, aparte de 835.000 alarmas.