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Musk reflexiona sobre los extraterrestre al hablar con los empleados de Twitter sobre su futuro

Inversión multimillonaria en las redes

El hombre más rico del mundo quiere que la plataforma, si cierra su compra, llegue a los mil millones de usuarios y esquiva pronunciarse directamente sobre despidos o planes concretos  

Elon Muskn dio este jueves el paso de conversar vía streaming con los empleados de Twitter, lo que avala que sus amenazas de retirar la oferta eran fuegos de artificio 

ANDREW KELLY / Reuters

Elon Musk pareció despejar este jueves todas las dudas sobre su compra de Twitter, después de que el mismo se dedicará a crear incertidumbre, al mantener una vídeo llamada con los empleados. Fue casi una hora de preguntas y respuestas en la que habló sobre el crecimiento de la plataforma, la necesidad de racionalizar el recuento de usuarios, los posibles despidos, la libertad de expresión, las aplicaciones chinas e incluso los extraterrestre.

El propietario de Tesla y de Space X, que lo han llevado a ser el hombre más rico del mundo, reflexiono sobre la existencia de los alienígenas, de los que confesó que hasta hoy no ha visto ninguno, y otras civilizaciones en las galaxias, así como su visión de que esta plataforma ayude a la civilización y la conciencia.

“Quiero que Twitter contribuya a una civilización mejor y duradera, donde tengamos un mejor conocimiento de la naturaleza de la realidad”, sostuvo en una charla por momentos efusiva y en otros laberíntica, retransmitida por la propia red social a unos trabajadores que le escuchaban desde Nueva York. Expresó su esperazana de que el servicio pueda contribuir a que “la humanidad entienda mejor el universo, tanto como sea posible.

Sin que avanzara grandes novedades de futuro, una vez que se consume la adquisición por 44.000 millones de dólares (más de 41.000 millones de euros) pactada hace unos meses, Musk aseguró que su objetivo es incrementar el número de usuarios hasta al menos mil millones (ahora se cuentan 240.000, pese a que se desconoce el total de bots y falsas cuentas) como pilar para unos ingresos publicitarios que han de seguir siendo claves para la compañía.

“Considero que la publicidad es muy importante para Twitter”, recalcó. “No estoy en contra de la publicidad, pero si diré que los anuncios sean lo más entretenidos posible”, reiteró.

En su presentación no afrontó directamente si cerrará el pacto con la plataforma, pero dijo que tiene grandes planes para el servicio. Luego, en la conversación moderada por Leslie Berland, jefa de la oficina de marketing de Twitter, aseguró qué, como en Tesla, se pondrá manos a la obra y espera que se le tenga en cuenta, que se le escuche.

A respuestas de los empleados, Musk se mostró abierto que trabajen en remoto, dado que desarrollar un software es algo muy diferente a fabricar coches. Sin embargo, subrayó que una ausencia continuada de la oficina supone una pérdida del “sentido corporativo” y expresó su confianza de que la labor presencial vaya en aumento en el futuro, tras el cierre que supuso la pandemia y el consiguiente cambio de cultura.

El asunto que más preocupaba a los trabajadores era el de los posibles despidos, como ha amenazado el supuesto nuevo dueño. Pero Musk esquivó pronunciarse de forma clara, aunque su respuesta fue nefasta para los interesados. “En este momento, los costes exceden a los ingresos, esta no es una gran situación”, subrayó.

Los empleados utilizaron el canal interno de Slack para en masa colgar memes, mostrar la preocupación por el futuro de sus puestos y de la red social, además de quejas de que Musk no ofreciera respuestas adecuadas sobre su visión del negocio y las compensaciones salariales.

No faltaron los que expresaron su desánimo ante la preocupación de que Twitter se convierta en una plataforma para la política sucia y que él opte por dejar hacer todo lo que sea en nombre de la libertad de expresión, un espacio donde campen los insultos, la desinformación y las conspiraciones.

Las acciones se revalorizaron entre el inicio de su comparecencia, vestido con camisa blanca, y el final. Si no convenció a los empleados, los inversores lo vieron de otra manera.