Los emprendedores locales se hacen grandes en el Mobile
4YFN
La integración del salón 4 Years From Now dentro del Mobile potencia el ecosistema digital de Barcelona
El emprendedor que empieza su proyecto y el representante de la gran multinacional dentro del Mobile World Congress tienen más cosas en común que diferencias. Ambos asisten con ganas de hacer negocios y, rompiendo los tópicos, hay ingenieros con americana e inversores con la camisa por fuera del pantalón. La integración del salón de empresas emergentes 4 Years From Now (4YFN) dentro del mismo recinto que el MWC ha sido recibida con los brazos abiertos por el ecosistema emprendedor de Barcelona.
Los encuentros fortuitos, incluso lavándose las manos en el lavabo si se presta, permiten la interacción entre dos mundos que hasta el 2019 estaban muy diferenciados, con las grandes marcas en el gran recinto ferial de l’Hospitalet y los pequeños proyectos en Montjuïc. La idea de juntarlos surgió el año pasado, cuando los asistentes internacionales escaseaban debido a las restricciones por la pandemia. Entonces, el 4YFN fue el espacio más dinámico de aquella edición atípica en verano y se ganó el lugar para cuando las cosas volviesen a ser como antes. Ahora, que empiezan a asemejarse, parece que la decisión ha sido un acierto.
Unas 600 ‘start-ups’ han podido acercarse a las grandes corporaciones del congreso
El espacio para la industria local ocupa todo el pabellón 6 (de los siete que ha llenado el congreso este año) y reúne a 600 start-ups a la caza de clientes y potenciales inversores. La única diferencia a simple vista es la ausencia de moqueta, hecho diferencial respecto al resto del Mobile y en el que muchos de los asistentes ni tan siquiera reparan.
“La integración es muy positiva porque el hecho de estar todos bajo un mismo techo genera muchas dinámicas, es una de las ediciones con más congresistas y reuniones en este salón”, celebra el director general de la asociación Tech Barcelona, Miquel Martí. “Y los grandes beneficiados son los emprendedores”, apostilla Joan Romero, el consejero delegado de Acció, la agencia para la competitividad de la empresa de la Generalitat.
La misma impresión tienen en Barcelona Activa, la agencia para el desarrollo local del Ayuntamiento de Barcelona. Su director general, Félix Ortega, reconoce que la separación entre ambos mundos no tenía lógica desde el punto de vista de la economía de la innovación. “Las grandes corporaciones y las start-ups se necesitan las unas a las otras para llevar la tecnología al mercado. Facilitar sus vínculos a través de un congreso de este calado tiene todo el sentido del mundo”, señala Ortega, uno de los impulsores del 4YFN, que nació el año 2014, de forma independiente, bajo el paraguas de la Mobile World Capital y que posteriormente adquirió la GSMA, la organizadora del Mobile.
Este año más de la mitad de los expositores son locales, como la start-up Columat, especializada en taquillas inteligentes para la recogida de paquetes de comercio electrónico. “Asistimos a la edición anterior y este año repetimos porque nos gusta la visibilidad y los contactos que nos brinda el 4YFN”, comenta uno de los representantes de la compañía. Pero el congreso también despierta el interés de start-ups extranjeras, como las 13 empresas japonesas que han viajado hasta Barcelona. “El 4YFN les ayuda estrechar vínculos comerciales e institucionales con empresas europeas”, asegura Tatsuya Kato, director general de Jetro en España, el organismo gubernamental que ha llevado las start-ups hasta el congreso.
En el salón también sobresale la presencia de universidades como la UPC o la UB, que quieren visibilizar la innovación que nace en sus aulas, así como el papel de las grandes corporaciones. Algunas, como la consultora Deloitte, incluso tienen presencia en ambos salones. O Nestlé, que después de cuatro ediciones ha decidido volver al 4YFN con el propósito de poner en valor la labor de su hub digital en Barcelona, uno de los mayores de la ciudad. “Estamos muy contentos con esta edición porque dentro del MWC tenemos más tráfico de visitantes”, celebra una veterana asistente que recuerda como antes solo tenían acceso al gran recinto el jueves, cuando la actividad iba a la baja y los peces gordos ya eran difíciles de encontrar. Lo único que dicen echar de menos es el encanto de Montjuïc, pero rápidamente se les quita la nostalgia cuando se dan cuenta de las posibilidades de negocio que tienen en el nuevo emplazamiento.