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Empresas con conciencia ecológica: de las palabras a los hechos

El objetivo final de cualquier empresa es generar un beneficio, pero este ya tiene -o debería tener- un precio: el planeta

Las empresas están liderando acciones y propósitos que aspiran al cambio y a generar un efecto dominó

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De todos los desafíos a los que se enfrenta cualquier empresa, el climático se revela como el más ambicioso y urgente. No se trata de sobrevivir en el mercado, sino sobrevivir, antes, en el planeta. Por eso, cada vez son más las empresas y organizaciones que están tomando conciencia de la huella ecológica que dejan en él y han fijado un nuevo rumbo en el que su negocio se alinea con la sostenibilidad del mismo y de su entorno.

Empresas que están liderando acciones y medidas que no solo se inscriben en la ‘políticamente’ bien vista Responsabilidad Social Corporativa (RSC), sino que verdaderamente quieren pasar de las palabras a los hechos, asumiendo unos determinados objetivos. Algo más que un compromiso, una necesidad. Hablamos de acciones y propósitos a todo tipo de escalas que aspiran no solo al cambio, sino a generar al mismo tiempo un efecto dominó.

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En esta lucha se distinguen dos grandes grupos: aquellas iniciativas empresariales que articulan su misión directamente hacia la mejora de la salud del planeta y aquellas cuya actividad se desarrolla en otra dirección, pero que están preocupadas por generar un impacto positivo en la sociedad y en el medioambiente. En este grupo destaca por ejemplo la iniciativa Lean&Green, que reúne a empresas comprometidas con reducir un 20% las emisiones de CO2 de sus operaciones logísticas en un plazo máximo de cinco años.

España es, de hecho, el tercer país de Europa con más empresas adheridas a este programa: un total del 40 entre las que figuran Correos, Damm, Iveco o Puerto de Barcelona o Volkswagen Group España Distribución, adheridas al reto en 2019. En otra escala más doméstica se desarrollaba “Un mundo mejor comienza en tu hogar”, iniciativa de la multinacional de origen sueco IKEA lanzada con motivo del Día Mundial del Medioambiente, el 5 de junio.

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Pocas permanecen ajenas al ‘cambio’. Hasta el mismo fundador y director de Amazon, Jeff Bezos, ha anunciado recientemente que la compañía medirá e informará de sus emisiones de forma regular, además de implementar estrategias de descarbonización que impone en el Acuerdo de París sobre el Clima. El abanico de acciones y gestos es amplísimo y tan heterogéneo como las empresas que están liderando este tipo de medidas, también en el ámbito bancario.

De gris a verde: la banca se compromete

También el sector financiero ha desarrollado estrategias específicas para revertir el impacto climático. Por ejemplo, Banco Santander es uno de 31 bancos mundiales que se han sumado al Compromiso Colectivo con la Acción Climática en el marco de los Principios de Banca Responsable promovidos por la Iniciativa Financiera de ONU Medio Ambiente (UNEP FI por sus siglas en inglés). Es, en la práctica, el compromiso climático de mayor alcance firmado por el sector bancario.

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Un acuerdo cuyas acciones permitirán, entre otras, alinear sus carteras de crédito para que reflejen una economía baja en carbono. De hecho, la entidad presidida por Ana Botín fue el primer banco del mundo en financiación verde en 2018 en número de transacciones. Según las tablas que elabora la empresa Dealogic, Banco Santander es el que más está apostando por la financiación de proyectos de energías limpias.

En total, contribuyó a hacer posible la instalación de 6.689 MWs, capacidad equivalente al consumo de 5,7 millones de hogares. Hecho que le ha valido para ser valorado como el banco más sostenible del mundo, según el Dow Jones Sustainability Index 2019 (DJSI). La entidad ha alcanzado una puntuación de 86 puntos sobre 100 en un índice que mide el impacto económico, medioambiental y social de 175 bancos de todo el mundo y que es la máxima referencia en el ámbito internacional.

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Banco Santander está involucrado en un ambicioso plan de eficiencia energética y sostenibilidad que se plantea como objetivos para 2021, entre otros, la promoción de la movilidad eléctrica, el impulso de la energía verde, la iluminación LED o la eliminación de plásticos de un solo uso. Más objetivos: asegurar que el 60% de la electricidad que consume provenga de fuentes renovables en 2021, y el 100% en 2025 en todos aquellos países donde sea posible certificar el origen de la energía.

Un cambio de chip

En este escenario de retos y objetivos, la pyme tiene mucho que decir y hacer, aunque a su propia escala. No hay objetivos globales, pero sí gestos ‘locales’. TuPosicionamientoWeb es, en esencia, una agencia que trabaja por mejorar el posicionamiento de sus clientes a través del SEO. Su actividad no tiene visos, a simple vista, de ser contaminante, pero su nivel de conciencia es tan elevado que llevan el mensaje a su terreno y entorno más cercano.

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El factor más poderoso para transmitir el cuidado por el medio ambiente es el ejemplo ”, explican. Por eso la empresa realiza todos los desplazamientos de sus directivos en coche eléctrico. También ha reducido al máximo los desplazamientos de los empleados, mediante la flexibilización de su jornada laboral y el teletrabajo. “Conseguimos una doble meta: evitar la contaminación derivada de esos desplazamientos y tener empleados más felices”, aseguran sus directivos, Ana Pedroche y Fran de Vicente.

Próximamente, pondrán en marcha acciones para compensar la huella de carbono que supone su trabajo diario y el trabajo que hacen para sus clientes a nivel de SEO y posicionamiento web, porque siempre hay una huella. Al fin y al cabo, “lo más importante no es la actividad de la empresa, sino poder realizar la actividad durante mucho tiempo: la sostenibilidad de las empresas depende de la salud de nuestro planeta”, concluyen.

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