Ahora que termina el año, uno lleno de cambios económicos y financieros, la pregunta más recurrente es qué nos depara el 2025 en el ámbito inmobiliario.
El valor de la vivienda no ha dejado de crecer en los últimos años, factor que ha llevado a la propagación de dos teorías: en cualquier momento el precio empezará a bajar hasta unos valores asequibles, o explotará una nueva burbuja inmobiliaria.
El nuevo año no traerá tantas buenas nuevas como se esperaba
En el 2023 creímos que llegaría un cambio. En el 2024 confiábamos en un cambio. Para el 2025 ansiamos un cambio. Pero seguirá sin llegar.
Año tras año se ha puesto la esperanza en que el mercado inmobiliario iba a mejorar, que sería más accesible, y año tras año se ha descartado la hipótesis. El precio de la vivienda no ha hecho más que aumentar, hasta alcanzar la friolera cifra de 2.114 €/m² en el tercer trimestre, según la Estadística Registral Inmobiliaria (ERI) del Colegio de Registradores.
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Viviendas en construcción
A falta de poco más de un mes para dar inicio al nuevo año, los expertos ya han empezado a hacer sus previsiones verso al precio de la vivienda. Para ello, han incluido en la ecuación diversos aspectos partícipes: el histórico del precio de la vivienda de estos últimos años, el segmento mercantil y el de propiedad, el euríbor y la inflación. ¿El resultado? Un inminente aumento.
Pero no solo crecerán los precios, también lo hará el Producto Interior Bruto (PIB), medida que plantea un futuro escenario mejor.
Mayores precios, sí, pero más predisposición para la compra
Como hemos dicho, la evolución del precio de la vivienda ha seguido una clara tendencia alcista, no obstante, estos últimos meses han supuesto un punto de inflexión.
La inflación, que llegó a superar el 10% en verano del 2022, ha decrecido hasta conseguir un 1,8% el pasado octubre, hecho que le ha aflojado la cuerda al Banco Central Europeo (BCE) y le ha permitido rebajar los tipos de interés, impulsando así el mercado inmobiliario. Pues, como consecuencia, los tipos de interés de las entidades bancarias han ido disminuyendo paulatinamente, desencadenando el mismo comportamiento en el Euribor. Así, son más los compradores que pueden adquirir un inmueble.
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Mayores precios, sí, pero más predisposición para la compra
Ante una mayor probabilidad de obtención de financiación y unas cuotas más asequibles, la demanda se ha animado a comprar, y los datos de compraventas de los últimos meses han dejado resultados positivos. Sin embargo, el segmento mercantil, correspondiente a la oferta, no ha seguido el mismo transcurso que el de la propiedad.
A la escasez de inmuebles a la venta se suma la carencia de construcción, un problema que afecta al país desde hace tiempo; de hecho, el Banco de España tasa en 600.000 las viviendas necesarias para mitigar este desequilibrio entre oferta y demanda. La formación de nuevos hogares crece a un ritmo mucho mayor que el de edificación.
¿Queda descartada una burbuja inmobiliaria?
Los expertos coinciden en la inviabilidad de una burbuja inmobiliaria, al menos a corto plazo, ya que no se está produciendo ninguno de los factores detonantes.
Aunque aumente el precio de la vivienda, el motivo no es la especulación, sino el desmesurado crecimiento poblacional, la migración urbana y la inflación.
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¿Habrá una burbuja inmobiliaria en 2025?
Pero la evolución del mercado inmobiliario no solo depende de los precios de los inmuebles, sino también de factores del macroentorno como la financiación o las políticas públicas. Razón por la cual, la conducta estricta de concesión de hipotecas, la cautela con los tipos de interés europeos y la limitada oferta de viviendas, contribuyen a alejar la posibilidad de una nueva burbuja.
En definitiva, sí, el precio de la vivienda continuará su propensión alcista, aunque de manera más moderada, hecho que, junto a la rebaja de los tipos de interés bancarios, promoverá la compra, convirtiendo el 2025 en un buen momento para vender un inmueble.