Lo que Ericsson y Nokia comparten (y lo que no)

Economía digital

Ambas compañías hacen una dramática advertencia a la nueva Comisión: Europa no es competitiva

Börje Ekholm y Pekka Lundmark, directores ejecutivos de Ericsson y Nokia

Börje Ekholm y Pekka Lundmark, directores ejecutivos de Ericsson y Nokia

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Ambas son europeas y nórdicas. Ericsson y Nokia tienen motivos estar contentas por dominar los mercados estadounidense y europeo de equipos de redes para las telecos, ello gracias al veto político que bloquea a Huawei (sin embargo, sigue siendo el líder mundial gracias al mercado chino). Pero sus resultados económicos son sistemáticamente mediocres.

Börje Ekholm y Pekka Lundmark, directores ejecutivos de Ericsson y Nokia, respectivamente –campeonas europeas de una industria fundamental pero en declive – coinciden en el diagnóstico. Juntos han convocado una conferencia en Bruselas a la que invitaron a Hanna Virkkunen, comisaria de Soberanía Tecnológica en la Comisión Europea, y a Christian Klein, consejero delegado de SAP, la mayor empresa europea de software. Leitmotiv de la reunión: “Una nueva ambición industrial para Europa”. Su repercusión mediática ha sido mínima.

Ericsson progresa en el mercado de Estados Unidos y retrocede en los europeos

Lundmark expuso el drama: “La competitividad europea ya tiene un pie en la morgue”. Lo justificó así: 1) el PIB europeo es un 30% inferior al estadounidense, 2) el número de empresas europeas entre las 500 del ranking global de Fortune sigue cayendo, 3) el tráfico de datos móviles ha pasado de crecer un 90% (2018) al 22% en el 2023. Corolario: “El futuro digital de Europa es más incierto que nunca”.

A su turno, Ekholm optó por combinar las recomendaciones de los informes presentados por Enrico Letta y Mario Draghi a la anterior Comisión: “Necesitamos más agresividad en la desregulación, formar un verdadero mercado único que incluya la unión de los mercados de capital, así como reformar la política de competencia, y empezar a consolidar en torno a los ganadores […] Tenemos prisa, porque el resto del mundo no va a esperar por Europa”.

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Lo que Ericsson y Nokia quisieran es que los operadores europeos retomen un flujo de inversión en infraestructura, lo que ellas venden. Su postura propone al menos tres cambios en el mercado: reducir el número de competidores, armonizar las reglas sobre el espectro radioeléctrico y eliminar obligaciones que entorpecen el mercado mayorista [y, aunque no lo dijeron, fomentan la aparición de aventureros]. Coinciden con lo que los principales operadores plantearon esa misma semana a la vicepresidente de la Comisión, Teresa Ribera.

Hasta ahí llega lo que Ericsson y Nokia comparten, pero sus pro­blemas y estrategias difieren. Para la primera, el brillante crecimiento de sus ventas en Estados Unidos (+13,8% hasta el tercer trimestre) no ha sido suficiente para impedir una caída del 8,6% en la facturación total. Lo que contrasta con el hecho de que la compañía sueca invierte desproporcionadamente sus recursos de I+D en Europa, lo que ha llevado a Ekholm a preguntarse en voz alta si no sería oportuno ir pensando en trasladar su cuartel general al otro lado del Atlántico.

Nokia diversifica su actividad hacia los centros de datos y las redes ópticas

Ericsson sufre un exceso de dependencia de las redes 5G, tras dejar el liderazgo en 4G a Huawei, que sigue facturando a pesar del veto. Los operadores escatiman su inversión en 5G y años después, no se ven aplicaciones revolucionarias capaces de meter prisa a las empresas ni que consumidores aprecien las diferencias con la norma anterior.

Nokia, habituada por décadas de diversificación, no renuncia a su negocio principal. Sí, Lundmark también se queja del bajo volumen de inversiones de las telecos , pero se ha inclinado por cortejar otro segmento en auge, los centros de datos, a la vez que refuerza su confianza en las comunicaciones ópticas con la adquisición de Infinera. En el fondo, subyace una cuestión: para los inversores, 5G ha dejado de ser un negocio atractivo. Ese papel ha pasado a la inteligencia artificial.

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