Más allá del fútbol, Andrés Iniesta lleva años desarrollando su faceta empresarial a través de Never Say Never, una compañía que empezó como agencia de representación de futbolistas, que se pasó a la inversión en startups y que ahora aspira a convertirse en un exponente de la economía de las experiencias.
“Con el auge de la inteligencia artificial y de la automatización, queremos poner en valor el mundo de las emociones, las interacciones y las vivencias personales”, comenta Joel Borràs, cofundador y copropietario junto al exfutbolista del FCB y otros accionistas minoritarios.
La empresa también invierte en startups con una plantilla de 100 personas entre España, Japón y México
A raíz de este cambio de visión, Never Say Never ha dedicado los últimos meses a hacerse un hueco en la organización de conciertos, eventos deportivos con marcas y producción audiovisual de series y documentales. “Tenemos clientes de sectores distintos, como el Futbol Club Barcelona, el club Inter de Miami, Sony Pictures, Rakuten TV, 3Cat, La Moderna, Sagrada Familia, Ambilight TV, Moto GP, LaLiga o ACB”, asegura.
Esta nueva apuesta por la economía de las experiencias se lleva a cabo sin olvidar el resto de palancas del grupo: la representación de los derechos de los futbolistas –entre los cuales el del propio Iniesta– la escuela de formación Iniesta Academy (con distintos campus por todo el mundo), la agencia de marketing para marcas y la división de inversión en startups. Esta última está controlada por Carlos Rodés y ha invertido en empresas como la cadena de hamburgueserías Vicio, la empresa de bicicletas Guava y la marca de zapatillas Mikakus, creada por el propio Iniesta.
“Todavía estamos cerrando los resultados pero en el ejercicio del 2024 vamos a superar los 30 millones de euros, en línea de los 36 millones de euros que facturamos en el 2023”, comenta Borràs, quien añade que la obtención de beneficios es muy volátil en este sector.
El negocio, destaca, está muy internacionalizado. El 75% de los proyectos se desarrollan en el extranjero, en países como Japón, México o Estados Unidos. De igual modo, la plantilla trabaja repartida entre la sede de Barcelona y las delegaciones de Madrid, México y Tokyo. “La empresa nunca duerme, durante las 24 horas siempre hay alguien trabajando en alguna parte del planeta”, celebra.
Borràs confía en el potencial de crecimiento de NSN, especialmente en la producción de contenidos audiovisuales y la organización de conciertos. “La economía de las experiencias y las emociones tiene mucho futuro a pesar de la inteligencia artificial” repite convencido el empresario.