¡Ya me gustaría saberlo! Pero como a los economistas siempre nos achacan que explicamos a toro pasado, ahí van (en varias entregas) mis conjeturas sobre las que creo que serán las principales tendencias del 2025.
La primera es de carácter básicamente político. El 2025 va a ser el año en el que se confirmará el giro político en la gran mayoría de países occidentales, con un creciente dominio de los partidos conservadores, cuando no ultraderechistas. El dúo Trump-Musk ha sido el punto de inflexión. En Europa, Meloni se ha consolidado y las próximas elecciones en Alemania devolverán el poder a la CDU. En Francia la situación política es muy inestable y no se pueden descartar nuevas legislativas, ni presidenciales. En España la coalición gobernante también está siendo erosionada por las derechas, que avanzan en otros países de Europa y ya tienen un gran peso en el Europarlamento. Este vuelco es el corolario político de dos grandes transformaciones sociales que sufre el continente. La primera es la presión migratoria que, tanto si es real como percibida, causa rechazo en amplios segmentos del electorado. Tras la iniciativa de Meloni en Albania, la propia presidenta Von der Leyen está explorando el establecimiento de centros de asilo fuera de la Unión, aunque también avanza el modelo de acuerdos con los países de origen como Marruecos, Egipto, Jordania y Túnez. A los partidos de izquierda les está costando reaccionar, si bien destacan el cambio de actitud de los socialdemócratas daneses y las políticas defendidas en Alemania por el nuevo partido de Sarah Wagenknecht.
En el poder
Se confirmará el giro político en la gran mayoría de países occidentales, con dominio de conservadores, cuando no ultraderechistas
El segundo fenómeno que favorece las alternativas conservadoras es la crisis del modelo europeo de transición energética. Es un transformación económica muy profunda que no se ha gestionado bien y causa ya estragos en la economía europea, especialmente ante la competencia china y el decidido apoyo de los norteamericanos a su industria. Las consecuencias para el empleo en sectores clave como el del automóvil y el agropecuario son de primer orden político. Los empresarios y trabajadores de los sectores afectados son muchos, tienen un peso político importante y van a rechazar esta transición, dando apoyo a las fuerzas políticas que se hagan eco de sus inquietudes.
Coche enchufable
En la automoción, ha sido un error apostar por una única alternativa tecnológica, la electricidad, sin tener en cuenta las ventajas competitivas de la industria europea. También ha faltado una estrategia paneuropea de subsidios y redes de recarga. En estas condiciones, penalizar a los fabricantes por no vender suficientes coches eléctricos es absurdo y debilita aún más la competitividad de las empresas europeas.
Inmigración y modelo energético-económico van a ser cuestiones clave en 2025. Inclinarán la balanza política hacia la derecha y ello comportará decisiones de política económica y social que pocos imaginaban hace unos meses. Europa seguirá la estela trazada por los EE.UU.