Tesla y los diagramas de Venn

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Tesla y los diagramas de Venn

Los resultados de Tesla del primer trimestre de este año muestran una disminución de ventas, ingresos y beneficios respecto al trimestre anterior y el periodo anterior. Estos resultados sumados con el despido del 10% de su plantilla, 14.000 trabajadores, han generado preocupación entre los inversores sobre la capacidad de Tesla para satisfacer su demanda y mantener su posición. Tesla superaba en enero de 2021 los 1,2 billones dólares en valoración. Hoy se sitúa en torno a los 600.000 millones, la mitad. ¿Qué ha pasado? ¿Reflejan los balances de Tesla las excentricidades y la gestión errática de Musk? ¿La mano invisible del mercado?

Cuando el Tesla Roadster salió al mercado en el 2008, no sólo competía en eficiencia con los coches de gasolina, sino que lo hacía también en estilo. Los eléctricos, hasta entonces, eran coches sin atractivo alguno más allá del de su sostenibilidad y una vaga promesa de futuro. Tesla logró ser la primera en solapar los círculos de la innovación, el lujo y la ecología y conquistar su intersección, haciendo los coches eléctricos atractivos al margen de su fuente de energía. Hoy esto no ocurre. La franja sexy (y cara) de los coches eléctricos está cubierta con los grandes fabricantes europeos de toda vida y los nuevos fabricantes chinos; pueden comprar Volvo, Audi, BMW, Mercedes e incluso el icónico Ford Mustang en versiones eléctricas que no desentonarían en la última de James Bond. Como tampoco desentonaría el Xiamoi SU7, el deportivo que la marca china presentó en el MWC de este año en Barcelona.

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Elon Musk, durante una presentación

Gonzalo Fuentes / Reuters

Si la oferta no es la misma que en 2008 tampoco lo es la demanda. Hasta entonces, tener un coche eléctrico era un acto de militancia que Tesla convirtió en símbolo de estatus. Recuerdo dos momentos icónicos en este sentido: Davos en 2014 donde todos los taxis VIP eran Tesla y Silicon Valley en 2017, con las carreteras llenas de Tesla y los aparcamientos de supercargadores de la marca. Tampoco los compradores somos los mismos. Los adoptantes precoces ya tenemos todos un coche eléctrico –hemos experimentado de primera mano la angustia de la batería (análoga a la del móvil), llegar a un cargador y que no funcione, que haya cola y la media hora-tres cuartos de carga hasta el 80%–. Eppur si muove. No parece que Tesla esté llegando a superar la barrera de los adoptantes precoces y llegar a la mayoría adoptante. La promesa de un modelo de Tesla más económico para el pueblo (un volkswagen) es de momento una promesa más de Elon Musk.

La sociedad también ha cambiado. Los adoptantes precoces de Tesla fueron los tecno-hippies de Silicon Valley –con ideales ligados que se pueden permitir–. Hoy muchos de ellos no repiten a la hora de cambiarse coche por las connotaciones de la marca, que por culpa del personalismo exagerado de Musk son las suyas. Hoy, esa intersección de innovación, lujo y ecología del 2010 ha mermado, y aunque Tesla sigue al frente de la innovación, los tres círculos están cada vez más separados. La figura polarizadora de Musk y el culto mesiánico que le rinden sus fanboys –de derecha trumpista– produce una disonancia cognitivas en los usuarios más concienciados con la ecología –de izquierda progre– que la tecnologia no puede superar. En casa, cuando hace cuatro años nos decidimos por un vehículo eléctrico consideramos un Tesla. Este año termina el renting del VW ID.3 que finalmente cogimos, Tesla no entra en la ecuación.

Círculos ahora separados

Tesla logró ser la primera compañía en solapar los círculos de la innovación, el lujo y la ecología y en conquistar su intersección

Que Tesla es cada vez más Musk queda claro en el caso de su último vehículo insignia, el Cibertruck, una enorme camioneta de líneas geométricas. El Cybertruck es un vehículo que nadie pedía y que tiene un mercado potencial de cero: la intersección entre compradores de vehículos eléctricos y machos alfa que necesitan una camioneta enorme para llevar de todo y tirar de otros vehículos es exactamente el conjunto vacío. Sin embargo, Tesla lo lanzó al mercado en el 2021. Expertos en seguridad y en ingeniería ya alertaron de que las 3,5 toneladas del vehículo y su motor capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,6 segundos, sumado a su mala visibilidad y defectos de diseño le convertían en una “máquina de la muerte”. Sin embargo, las primeras unidades empezaron a servirse en el año 2023. Lo sabemos porque sus propietarios son muy pesados y se pasan el día colgando vídeos en YouTube, todo un subgénero. Muy pesados y a la vez muy sinceros; explican todos los peros que le encuentran. 82.000 o 102.000 dólares, según el modelo, dan el derecho.

Resulta que entre los muchos pequeños defectos que tiene el Cybertruck hay uno trágico: el pedal del acelerador se queda enganchado en la posición de gas –electricidad– a fondo. La tragedia se convierte en comedia cuando sabemos el motivo. La plancha embellecedora que cubre el pedal se despega cuando se pisa fuerte, se desliza hacia adelante hasta quedarse enganchada con la tapicería bloqueando así el pedal en la posición de gas a fondo. Lo explica muy bien Facts Guru, el propietario de un Cybertruck en un vídeo en YouTube. El resultado es que Tesla ha tenido que retirar los 3.878 Cybertruck que había distribuido y hacerlos pasar por el taller.

Promesas falsas

Elon Musk ha hecho de la falsa promesa, de la cacha y de la manipulación mediática un oficio que no le ha ido del todo mal

La salida adelante de Musk ha sido anunciar que potenciará el proyecto de Robotaxi que ha rebautizado como Cybercab (no entiendo la manía con tanto cyber, un término que ya sonaba antiguo en 2000). Su visión es que con una actualización del software los propietarios de un Tesla puedan convertir sus vehículos en taxis cuando no los utilizan y que literalmente trabajen por ellos cuando duerman. En un tuit del 2019 decía que esto ya estaba al caer –al descargar– y que sólo dependía de una aprobación del regulador. Los propietarios de Tesla todavía la esperan.

Musk ha hecho de la falsa promesa, del farol y de la manipulación mediática un oficio que, salvo Twitter, de momento parece que no le ha ido del todo mal. No en vano esta misma semana hemos sabido que ha vuelto a superar a Bezos como persona más rica del mundo. Su última promesa es que finalmente el próximo año saldría a la venta un modelo compacto de Tesla a un precio muy competitivo. Hay dos posibilidades: que sea un farol más o que finalmente haya entendido de una vez por todas cómo funcionan los diagramas de Venn.

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