Airtificial forma parte de esas empresas con mala salud de hierro. Desde hace lustros ha luchado contra las adversidades, primero como Carbures y luego, tras su fusión con el grupo de ingeniería Inypsa, a través de su actual nomenclatura. No han faltado los enfrentamientos entre socios, los cambios accionariales, los relevos en la dirección, las apuestas fallidas y los giros estratégicos. Y sin embargo, se mueve. Desde el año pasado cuenta con un nuevo consejero delegado que aporta una visión más industrial y que parece haber recuperado la confianza del mercado.
“Nuestro foco está en el crecimiento, sin perder de vista la deuda y la gestión de la tesorería”, explica el máximo ejecutivo de la compañía, Guillermo Fernández de Peñaranda, un ingeniero industrial con experiencia en compañías como Bosch o Thyssenkrupp. El año pasado la empresa fue capaz de obtener su primer resultado de explotación positivo desde que, en el 2018, completara la fusión con Inypsa. Si no logró beneficios fue porque debe pugnar con una deuda bruta de 88 millones de euros que confía en aminorar año a año.
Entre los clientes de la empresa figuran grandes grupos como Airbus, Navantia, Alstom, ITP o Bosch
La empresa también logró superar los 100 millones de euros de facturación, lo cual supone igualmente un hito. Lo hizo a través de las tres divisiones que explican el negocio. La de robótica ingresó 52 millones, tras elevar un 56% el beneficio bruto de explotación. La de defensa, espacio y movilidad, que se dedica a producir piezas de coches y aviones, alcanzó los 32,6 millones. Y la de ingeniería, orientada a proyectos, especialmente en Latinoamérica y para administraciones públicas, alcanzó una cifra de 15,3 millones de euros.
Fernández de Peñaranda cita a Airbus, ITP, Navantia, Alstom, Bosch, Nexteer y ZF entre las empresas para las que produce piezas y proyectos. Airtificial busca la “transversalidad”, trasladando las innovaciones conseguidas en unos negocios a otros, lo que le permite trabajar para la automoción, la aeronáutica, la defensa, el ferrocarril o las infraestructuras de agua.
La compañía va con los tiempos, y el coche eléctrico y la defensa son dos de las actividades que ahora marcan el paso. “En el coche eléctrico han aparecido muchos nuevos componentes, no solo en el motor, sino también en los sistemas de refrigeración y baterías, lo que genera oportunidades”, señala el directivo. Es su gran apuesta de futuro. A la producción de piezas para el coche eléctrico se suman los servicios de robótica inteligente, en los que Airtificial ofrece el montaje de cadenas de producción.
La empresa tiene plantas en Andalucía y en Castilla y León, además de en Manresa. Trabaja también para el fabricante catalán de motos eléctricas Stark Future. Fuera de España dispone de capacidad en India, Polonia, China y México, y de una delegación comercial en Estados Unidos.
Pese al retroceso en bolsa en lo que va de año, en el 2023 fue el segundo valor con mejor comportamiento entre las cotizadas en España, con una revalorización del 160%. “La subida en bolsa es consecuencia de la estabilidad accionarial y del consejo, y también del cambio de rumbo, la apuesta por la inteligencia artificial y el crecimiento en el extranjero”, señala el consejero delegado.
Tras la salida primero de la familia Contreras del capital y después del fondo BlackToro, el accionariado tiene a Leonardo Sánchez Heredero y a Ladislao Azcona como los dos socios más implicados en el proyecto. El presidente del consejo de administración es Eduardo Montes, expresidente de Siemens en España y de la antigua patronal de las eléctricas, Unesa. “El grupo es ahora más de ingeniería y menos financiero”, concluye Fernández de Peñaranda.