Italia y Reino Unido comparten un destino común en la Copa del América de vela: nunca la han ganado. Mañana jueves arranca la final de la Louis Vuitton Cup. Gana el primero que llega a siete victorias y que así se convertirá en desafiante oficial de Nueva Zelanda, con opciones para hacerse con la deseada jarra de las Cien Guineas.
Los británicos son una potencia mundial en la vela olímpica: acumulan un total de 64 medallas. Nadie ha llegado a tanto. Solo Sir Ben Ainslie, ahora al mando de Ineos Britannia, consiguió cinco. Pero los ingleses llevan 173 años viendo como se les esfuma este trofeo que arrancó en la isla Wight, en el sur de Inglaterra.
El primero que llegue a siete victorias disputará el trofeo a Nueva Zelanda, el equipo anfitrión
Italia, que en su historia ha conseguido menos medallas olímpicas en vela que España, en los últimos años ha elevado el listón en la Copa del América desde su primera participación en 1983. Para el país será su quinta presencia en la final del Trofeo de Desafiantes, que ganó en 1992, 2000 y 2021 y perdió en 2007 y 2013.
El balance entre los dos rivales en esta edición es equilibrado: dos victorias y dos derrotas cada uno en sus cuatro enfrentamientos previos. Pero su camino hasta esta final ha sido muy distinto. Luna Rossa Prada Pirelli ha tenido que sudar la camiseta para deshacerse de American Magic y hasta soportar una ruptura. Ineos Britannia fue de menos a más en la competición y se ha paseado con los suizos de Alinghi: Italia podría llevar más rodaje que los británicos.
Sus dos armadores son multimillonarios: Patrizio Bertelli (Prada) y Jim Ratcliffe (Ineos). Pero sus equipos están organizados de forma opuesta. En Ineos Britannia Ben Ainslie lo acapara todo: es patrón, consejero delegado y timonel. Luna Rossa lo tiene más descentralizado, con Max Sirena que manda, pero desde los despachos, y Francesco Bruni y James Spithill que son como una pareja de hecho que se deshace en elogios respectivos. “ Checco es pura energía”, dice el australiano de su compañero. “Jimmy tiene una gran determinación ”, le responde el siciliano, abrazándole.
En tierra, los regatistas italianos cuentan con el apoyo de más de 200.000 compatriotas residentes en Barcelona. Es como si jugaran en casa. “Cuando vas a cualquier competición de vela hay más aficionados italianos que nadie, así que intentamos utilizarlo como ventaja competitiva”, ha afirmado el miércoles en rueda de prensa Francesco Bruni. “En Italia, la Copa del América es un sueño. Y hemos perseguido este sueño durante muchos años. Tenemos una oportunidad ahora. Y vamos a aprovechar esta bala”, ha dicho.
Por su parte, los ingleses no cuentan aquí con tantos aficionados, pero sienten una gran responsabilidad: devolver a Inglaterra la Copa de las Cien Guineas (creada por un joyero inglés, Garrard), el trofeo que ellos mismos fundaron en 1851. “Nosotros somos una nación marítima muy orgullosa. La America’s Cup comenzó en aguas británicas y ya nunca la hemos vuelto a ver, así que esta es nuestra motivación”, reconoció Ben Ainslie. Agárrrense que vienen olas: el jueves en Barcelona pueden llegar a 1,3 metros.
