Jannik Sinner volvió a demostrar por qué gobierna el tenis mundial con mano de hierro. El número uno del ránking ATP alcanzó su segunda final consecutiva en el Open de Australia tras vencer con solvencia al estadounidense Ben Shelton por 7-6(2), 6-2 y 6-2 en dos horas y 36 minutos. El italiano tuvo un primer set con muchos altibajos, pero en las siguientes dos mangas su dominio fue inapelable y su rival se topó con un tenista intratable. Tras su victoria, Sinner se cita el domingo con Alexander Zverev y luchará por su tercer Grand Slam, que sería el segundo en tierras oceánicas.
El resultado, bastante abultado, no refleja sus momentos más complejos en los compases iniciales del encuentro. De hecho, el partido no pudo arrancar peor para él, puesto que Shelton le rompió el servicio. Fue una manga irregular para el italiano, ya que vio a su rival distanciarse con un 0-2 y no conseguía encontrarse cómodo con su derecha.
El transalpino se sobrepuso a su inicio renqueante y, a la que tuvo bolas de break, las aprovechó para equilibrar la balanza con 3-3. Sin embargo, se encontró con un Shelton en la pista del Rod Laver Arena muy combativo y desafiante en los intercambios largos, terreno en el que Sinner se suele mover muy bien. El de Atlanta asestaba un duro golpe al tenista italiano poniéndose 5-6 y sacando para llevarse el set, pero el número uno del ránking ATP volvió a superar el obstáculo y salvó dos pelotas de set de su contrincante para llevarlo hasta el tie-break. Fue en el desempate cuando avasalló y se hizo con el parcial al firmar un 7-2.
En la segunda manga salió el Jannik Sinner más letal. El joven de 23 años se puso en modo avión y enfiló el marcador hasta el 4-0. Empezó a amasar su ventaja llevándose el primer servicio de Ben Shelton y a partir de ahí fue un auténtico torbellino. El italiano estaba confortable en sus saques y marcaba las diferencias llevando de lado a lado a su adversario. La consistencia exhibida en su juego fue clave para controlar el duelo. El de Atlanta parecía dar por perdido el parcial, pero maquilló el rosco y Sinner lo cerró en un 6-2.
Daba la impresión que Shelton lo fiaba todo al tercer set. Era su última oportunidad para tratar de impresionar a Sinner. Tiró de casta, salió más agresivo en el resto y tuvo varios golpes ganadores. Con un 1-2 favorable a sus intereses, estuvo cerca de imponerse en el saque del transalpino, pero cuando tenía que superar el passing no lo materializaba. Y esos errores se pagan caro ante alguien tan regular como Jannik Sinner.
muro prácticamente infranqueable.
El italiano puso la directa y se creció más si cabe. Cuando sus rivales muestran algún atisbo de imprecisión, sale el tenista colosal que lleva dentro. Hasta la recta final del partido fue un muro infranqueable. Con 2-2, ganó la bola de break a Shelton y se puso por delante en la manga. En su saque, hizo un juego en blanco, algo que repitió en el servicio de su rival para encarrilar el 5-2. El último juego fue un trámite.
El de San Candido llega a la final habiéndose dejado solo dos sets en este camino. Fue contra el local Tristan Schoolkate y contra Holger Rune. El domingo buscará su segundo entorchado en Australia contra el número dos del mundo, Alexander Zverev. Ambos se han enfrentado seis veces y la balanza se decanta hacia el alemán: ha ganado al italiano en cuatro ocasiones.