La guerra es la guerra. ¡Y las guerras nunca son justas!
Astérix, el galo
Debemos creer que ese Jannik Sinner (23) que el domingo, ante la prensa, se mostraba pétreo, acaso incapaz de celebrar su primer US Open, volverá a sonreír ahora.
La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) ha decidido dejar de investigarle: no recurrirá la decisión de la Agencia Internacional de Integridad del Tenis (ITIA) que, semanas atrás, le había declarado inocente de dopaje. Nada prueba que la minúscula cantidad de clostebol (anabolizante de presencia común en cremas y aerosoles) que, en abril, había aparecido en su organismo le supusiera ayuda alguna. Si el clostebol estaba allí, lo estaba por error.
(Y el error lo habían cometido Umberto Ferrara, su médico, y Giacomo Naldi, su fisioterapeuta. Naldi se había herido en un dedo y se había aplicado Trofodermin en la herida: se trata de un espray que contiene clostebol. Y con el espray en su mano, el fisioterapeuta había masajeado a Sinner, contaminándole; ambos, Ferrara y Naldi, están despedidos).
Por primera vez desde el 2002, ni Djokovic ni Nadal ni Federer han ganado un Grand Slam
Durante semanas, Sinner ha vivido en un sinvivir. Al italiano, primer transalpino en la cima del circuito ATP, le perseguían los investigadores y le acorralaba un abanico de compañeros, incluido Novak Djokovic. El serbio cuestionaba los protocolos de igualdad.
–Muchos jugadores, sin nombrarles aunque estoy seguro de que ya sabéis quiénes son, han tenido casos similares o bastante similares donde no tuvieron el mismo resultado –dijo.
Djokovic no entendía cómo era posible que Sinner, investigado durante cinco meses, hubiese recibido un permiso para competir mientras otros tenistas, también bajo la lupa, quedaban suspendidos hasta que se cerrase su proceso.
Acaso las suspicacias de Djokovic tenían una razón de ser: a finales de mayo, Sinner le arrebataba el liderazgo ATP.
Y desde entonces, ya no se lo ha devuelto: hoy, el italiano suma 11.180 puntos, un abismo por encima de sus rivales, incluido Djokovic, que es cuarto con 5.560, justo tras Alcaraz (el segundo es Zverev, con 7.075).
Vía libre al (discreto) alborozo de Sinner, el jefe del tenis, cuya generación se ha apropiado de la disciplina: el italiano y Alcaraz se han repartido los cuatro grandes del año, dos para cada uno.
Aplastada entre dos generaciones, la gente de la Next Gen se cura las heridas, pues ha perdido la guerra.
Medvédev, Zverev, Tsitsipás, Shapovalov, Auger-Alliasime, Rublev, Tiafoe, De Miñaur, Fritz... Lo han intentado, de verdad que sí. Pero ahora ahí les vemos, definitivamente defenestrados, empotrados entre el otoñal Big Three y el poderoso grupo de cachorros que lideran Sinner y Alcaraz.
Ya es oficial: a la Next Gen se le ha escapado el autobús, nunca gobernará el mundo del tenis. Y al Big Three se le acaban los argumentos. Federer salió de escena hace dos años, Nadal sobrevive como puede y Djokovic racanea. Por primera vez en 22 años, el curso se cerrará sin que ningún miembro del Big Three sume un solo grande.
El dato
España-Chequia: hoy arranca la Copa Davis
La España de Alcaraz, Martínez, Bautista, Carreño y Granollers arranca hoy en València la eliminatoria de Copa Davis, ante la Chequia de Lehecka y Machac. En el grupo B están Francia y Australia. Los dos primeros jugarán la final a ocho de Málaga (19 a 24 de noviembre).