El histórico triplete de Arantxa Sánchez
Gestas españolas en París (11)
La tenista catalana ganó por tercera vez la Copa Suzanne Lenglen en 1998 tras vencer en la final a Monica Seles (7-6(5), 0-6 y 6-2)
En una de las finales más emotivas de la historia de Roland Garros, Arantxa Sánchez Vicario levantó por tercera vez la Copa Suzanne Lenglen en 1998 tras derrotar en la final a Monica Seles por 7-6(5), 0-6 y 6-2. “Siento mucho haberte ganado. Tengo un enorme respeto por todo lo que has hecho para llegar a la final. Las dos merecíamos ganar”, dijo Arantxa tras recibir el trofeo de la rumana Virginia Ruzici, campeona en París en 1978, que estuvo acompañada por su compatriota Ilie Nastase.
Las cariñosas palabras de Arantxa hacia Seles se debían a que, apenas dos semanas antes del inicio del torneo, su padre Karoly falleció en Florida después de cinco años de larga batalla contra el cáncer. Karoly estuvo hasta el último momento ejerciendo de entrenador de su hija vía telefónica, y fue el puntal de la recuperación de Monica para el tenis, después de los tres años de ausencia en las pistas tras ser apuñalada por un fanático en Hamburgo el 30 de abril de abril 1993, cuando era la indiscutible número uno mundial.
Arantxa Sánchez también quiso reivindicar el status de toda una generación de jugadoras, que parecían quedar en su segundo plano para los medios de comunicación por la irrupción de las jóvenes hermanas Venus y Serena Willams, la calidad de Martina Hingis y el glamour de Anna Kournikova. “Monica es una enorme campeona, y creo que esta final ha sido buena para el tenis femenino porque demuestra que las veteranas aún estamos ahí. Tenemos aún un largo camino que andar”, dijo la española.
A Monica Seles
“Siento mucho haberte ganado. Tengo un enorme respeto por todo lo que has hecho para llegar a la final. Las dos merecíamos ganar”
Arantxa Sánchez Vicario
Ganadora de Roland Garros en 1998
Seles evitó cualquier comentario emocional, e inteligentemente, para no abrir una serie de preguntas sentimentales por parte de la prensa, se limitó a valorar la final desde el punto de vista tenístico. “He cometido demasiados errores, algo que no te puedes permitir cuando juegas ante Arantxa. Ella ha jugado muy bien cuando ha estado en dificultades, buscando sus golpes agresivos, y en mi caso ha sido todo lo contrario. En el primer set me he quedado sin energías para rematarlo, y ella sin embargo seguía con su ritmo alto y corriendo a todo”, dijo.
El partido tuvo su momento clave en los inicios del tercer set, después de un rápido 6-0 de Seles que equilibraba el tie-break ganado por la española en el arranque del partido. “Tras el 6-0 de Seles yo estaba convencida de que el tercer set iba a ser completamente diferente. Sabía que debía olvidar el 6-0 y que lo importante era comenzar bien, concentrarme al máximo, jugar más profundo y esperar el momento”, explicó Arantxa.
Y la lectura de la española fue correcta, aunque el peligro de que Seles siguiera con la inercia del segundo parcial sobrevoló la pista, cuando en el primer game la española tuvo que salvar una bola de break. Superada esa situación, Arantxa quebró acto seguido el servicio de Seles para colocar un 2-0 en el marcador que supo administrar, y eso que debió superar emocionalmente la descarada actitud del público francés animando a Seles. “Sabía que la gente estaría con Seles, y sabía cómo olvidarme de ello porque no ha sido la primera vez que eso me sucedió en París”, concluyó la española.
Curiosamente, esa final de Roland Garros fue la última de un Grand Slam que jugarían tanto Arantxa como Seles, y además la última vez en la que la jugadora española derrotó a la estadounidense.
Arantxa llegó a Roland Garros sin su eficacia habitual en los torneos previos de tierra batida, y tras un año complicado en el que su hermano Emilio y su entrenador, Ángel Giménez, trabajaron duro para que creyera en que aún era competitiva. Su preparación para Roland Garros pasó por una derrota en su primer partido en Charleston (Glass), derrota en su segundo match en Hamburgo (Schnyder), una mejoría en Roma donde fue superada por Venus Williams en una cerrada semifinal, y una clara derrota en el segundo partido en Berlín ante Kournikova.
Pero si alguien conocía los mecanismos necesarios para poner el reglaje correcto en su motor sobre la arcilla de Roland Garros, esa sin duda era Arantxa. Sus estadísticas antes del torneo atesoraban dos títulos (1989 y 1994), tres finales (1991, 1995 y 1996), dos semifinales (1992 y 1993) y otros tres cuartos de final (1987, 1988 y 1997). Es decir, derrotar a Arantxa en París no era sencillo para nadie.
Con esa mentalidad ganadora, Arantxa, que partió como cuarta cabeza de serie, superó los tres primeros partidos sin ceder un set. Eliminó consecutivamente a la alemana Jana Kandarr (6-2 y 7-5), a la rumana Catalina Cirstea (6-2 y 6-3) y a la francesa Alexandra Fusai (6-2 y 6-1). Fueron victorias necesarias para que su confianza aumentara ante los retos de la recta final, máxime cuando el primero iba a ser Serena Williams, una debutante en París que acaparaba el protagonismo en los medios, algo que, haciendo una comparación, se asemeja a lo que en nuestros días sucede con Coco Gauff.
Aquel partido fue una guerra. Serena tuvo un comienzo arrollador, ganando el primer set, en el que ya hubo incidentes en pista por una pelota con doble bote que la estadounidense negó, y tomando ventaja de 5-2 en el segundo, cuando la española tiró de carácter e inició la remontada. A partir de ese momento, el juez árbitro se vio obligado a bajar en muchas ocasiones a supervisar bolas dudosas, y la tensión entre ambas fue creciendo, y con ella la remontada de la española que ganó los dos últimos parciales por 7-5 y 6-3.
Sobre Serena Williams
“Le he dado una lección. Una niña de 16 años no me puede faltar al respeto. Me hablaba mal, con mucha agresividad, y en ocasiones me tiraba a dar”
Arantxa Sánchez Vicario
Ganadora de Roland Garros en 1998
El final del partido no relajó la tensión. “Le he dado una lección. Una niña de 16 años no me puede faltar al respeto. Me hablaba mal, con mucha agresividad, y en ocasiones me tiraba a dar. Casi me da un pelotazo en la cara, y encima empezó a reírse y a mirarme amenazadoramente. Debería cambiar de actitud”, dijo la española en la sala de prensa. Serena fue incluso más lejos, e insinuó que la española cambió en el tercer set su vestido negro por uno blanco por motivos racistas. Años después, en una entrevista, Serena dijo que se había fabricado una mentira contra ella aquel día, y que habría ganado Roland Garros si hubiera superado a la española.
Otra jovencita de 19 años, Patty Schnyder, que había eliminado semanas antes a Arantxa en Hamburgo endosándole un 6-0, fue la rival de la española en los cuartos de final. Arantxa, en un duro encuentro, se impuso por 6-2, 6-7(5) y 6-0, más por la fe que por el tenis. “Estaba motivada y con la lección aprendida por las derrotas anteriores frente a la suiza, y estaba dispuesta a sufrir. No estoy a mi mejor nivel, pero me voy acercando porque mentalmente estoy fuerte. Lucharé por estar en la final”, dijo Arantxa al conocer que su rival sería la estadounidense Lindsay Davenport, segunda en el ranking mundial, pero inferior a la española sobre la arcilla roja.
El premio a la constancia
“Es el día más feliz de mi vida. Estar en la final tras dos años de lesiones, y llegando al torneo sin mucha confianza”
Arantxa Sánchez Vicario
Ganadora de Roland Garros en 1998
Arantxa cumplió los pronósticos, y accedió a la final derrotando a la estadounidense por 6-3, 7-6(5), después de que Davenport fallara un sencillo smash en el punto final. “Es el día más feliz de mi vida. Estar en la final tras dos años de lesiones, y llegando al torneo sin mucha confianza. La final ante Seles será dura y emocionante, como las de antes”, dijo Arantxa. Seles, que había solventado su semifinal ante Hingis con un autoritario 6-3 y 6-2, también mostró su alegría. “Me gusta jugar la final contra Arantxa porque es una luchadora.
El desenlace de la final del sábado, con la victoria de Arantxa, fue el inicio de un fin de semana de gloria del tenis español, ya que al día siguiente Carlos Moyà y Àlex Corretja disputaron la final masculina, Juan Carlos Ferrero la final de juniors ante el chileno Fernando González y, formando pareja con Feliciano López, la final de dobles junior.