Suma y sigue en El Sadar. El Madrid volvió de Pamplona con la sensación ya vivida ante el Espanyol y el Atlético en las dos jornadas precedentes en las que ha perdido la ventaja sustancial que le sacaba a sus rivales. El equipo blanco ha entrado en una dinámica en la que se desconcentra. Furioso con los arbitrajes, desquiciado en su juego, ha perdido el norte y es incapaz de dar con la tecla para ganar partidos que merecía haber resuelto en el terreno de juego y que, pese a todo, no ha ganado por desaprovechar un sinfín de ocasiones de gol en cada uno de los tres encuentros.
La sensación de desánimo y hastío cunde en la plantilla. “Estos jugadores y el cuerpo técnico han perdido la fe y la desafección por esta Liga es ya enorme”, comentaban tras el entrenamiento del domingo fuentes del club. Se diría que el aire de victimismo que emana de los órganos oficiales (Real Madrid TV en especial) empieza a impregnarlo todo. Ha calado en la afición como se ve en las redes sociales; en el entrenador (nunca se ha visto a un Ancelotti tan seguidista de las tesis de la conspiración) y ahora también en la mayoría de los futbolistas que en sus mensajes también entran al trapo en dichas denuncias.
El victimismo
Contrario a la tradición del Madrid
Todo resulta de lo más extraño en un club de naturaleza orgullosa, ganador y optimista como el Madrid, que ahora mismo y a pesar de ser aún el líder de la Liga y estar vivo en todas las competiciones parece vivir en crisis y en una isla, enfrentado a todos: árbitros, Federación Liga, resto de equipos, UEFA....
El último episodio del desquiciamiento general fue la expulsión de Bellingham, un futbolista que en los últimos tiempos parece haber empezado a seguir con sus protestas la senda de Vinícius. Los abogados del club presentarán este lunes sus alegaciones con una estrategia en la que argumentarán que le quiten la roja porque no hubo ningún insulto a Munuera Montero y todo se debió a una mala interpretación de las palabras del inglés.
La roja a Bellingham
El club recurrirá
Lo dijo Bellingham en un comunicado a través de las redes sociales: “Ya se ha dicho bastante del malentendido, solo quería disculparme nuevamente por dejar a mis compañeros de equipo en una posición tan difícil y agradecer a los aficionados por su apoyo y comprensión. Nos vemos el miércoles en casa”, escribió acompañando el texto de un corazón blanco.
La estrategia legal del club insistirá además en que en el peor de lo casos, la expresión fuck off es más un menosprecio al árbitro que un insulto. “Yo me lo digo a mí mismo muchas veces”, dijo Bellingham en la zona mixta para justificarse. El club blanco sigue en este caso la estrategia del Getafe en su día con Greenwood y del Rayo Vallecano con la roja a Mumin.
De ser un insulto, al centrocampista inglés le pueden caer cuatro partidos de sanción; de ser un menosprecio la mitad, dos. El Madrid no sale de sus líos con los árbitros. En la mañana de hoy representantes del club blanco acudirán a una reunión con el Comité Técnico de Árbitros para poder escuchar por fin los reclamados audios del VAR del partido contra el Espanyol de hace dos semanas.