When you drop it like that it’s a bop
A bop, a bop
Took a minute but now we’re on top
On top, on top
Bop, Mondo Duplantis
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A mediodía del viernes, Armand Mondo Duplantis (25) publicaba su primera canción.
La historia merece un punto y aparte, pues es bien curiosa: si conocemos a Duplantis no es porque sea un compositor o un cantante. Le conocemos porque es el mejor pertiguista de la historia, uno de los atletas más importantes de todos los tiempos.
Bop, su primer tema, es un ritmo almibarado, una composición electrónica sobre un riff de acordes hipnóticos cuya melodía estuvo sobrevolando el Maison des Sports de Clermont-Ferrand en la tarde de ese mismo viernes.
Por los altavoces del pabellón, resonaban los ecos:
Girl I love how you’re matching me
hands on me
Yeah you move with intensity
Energy, dance on me
Y entonces, Duplantis arrancó en el pasillo, se proyectó hacia adelante para alcanzar los 9,6 m/s, clavó la pértiga a las veinte zancadas, cuando se encontraba a su máxima velocidad, giró sobre sí mismo en las alturas, cuando superaba el listón de 6,27m, y firmó su undécimo récord mundial.
(Así subía un centímetro más, ya son suyas catorce de las 16 mejores marcas en la historia de la disciplina).
Moderno Bubka
Moderno Sergéi Bubka, el pertiguista sueco recibe 100.000 dólares por cada plusmarca: lleva once
Y tras aterrizar y abrazarse a Renaud Lavillenie, mentor de la reunión y suerte de padre espiritual (último plusmarquista antes del fenómeno Duplantis; en el 2014, Lavillenie se elevaba hasta 6,16m; esta vez, en Clermont-Ferrand, Lavillenie saltó 5,91m, una barbaridad para un hombre de 38 años), tras hacer todo eso, entonces Duplantis agarró el micrófono y dijo:

Duplantis se abraza a Renaud Lavillenie, el viernes en Clermont-Ferrand
–Todo estaba siendo como siempre lo había imaginado en mi mente. Con mi canción de fondo. Pensé que quizás esto no era muy serio. Me refiero al hecho de competir escuchando mi propia canción. En realidad, a mí me pareció casi gracioso. Cuando compuse la pieza, hace dos meses, pensé en que me gustaría que me acompañara en alguno de mis intentos. Y cuando al fin la escuché por los altavoces, pensé que sonaba bien. Pensé que el ritmo era realmente bueno y que me generaba un buen estado de ánimo.
–¿Y qué se siente al batir otro récord mundial?
–Aunque parezca fácil, hay ahí mucho trabajo, días malos y días buenos, todo eso es lo que hacía falta para llegar hasta aquí. Batir una plusmarca siempre sigue siendo algo especial. Cada vez que lo hago es una sensación de locura. Como un sentimiento de euforia. Es difícil de explicar.
¿Y cuánto ha cobrado en esta ocasión?
Por ahora, lo ignoramos.
Pero la proyección centímetro a centímetro tiene toda la razón de ser.
La dinámica es cosa de Sergéi Bubka, el zar ucraniano, jefe de la disciplina en los ochenta y los noventa, cuando elevó el listón desde 5,85 hasta 6,14m, casi punto a punto (sobre todo en los últimos logros), engordando así su cuenta y generando episodios apasionantes, pues cada vez que competía, la posibilidad de un récord sobrevolaba la atmósfera del estadio.
Pensé que no era serio, eso de saltar con mi canción de fondo; pero luego, en el aire, sentí que sonaba bien”
En estos últimos años, Duplantis ha ganado unas cantidades importantes, habitualmente próximas a los 100.000 dólares por plusmarca (entre los premios de los organizadores, de World Athletics, la Diamond League cuando corresponde y sus patrocinadores).
Suficiente, vamos, como para diseñarse un buen estudio de música y regalarnos los oídos del mismo modo en que nos regala las miradas.
–¿Hasta dónde se ve? –le preguntábamos en verano en París, tras elevarse a 6,25m y recoger su segundo título olímpico.
–Me veo superando el 6,30m. Ese es mi sueño.