El deporte, visto por un perfil político

Polideportivo

José Manuel Rodríguez Uribes será el quinto presidente del CSD en los últimos cinco años

José Manuel Rodríguez Uribes será el nuevo presidente del Consejo Superior de Deportes

José Manuel Rodríguez Uribes, nuevo presidente del Consejo Superior de Deportes

José Manuel Rodríguez Uribes, nuevo presidente del Consejo Superior de Deportes 

Mariscal / EFE

Parece que quema el asiento del presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), tribuna con vistas a la ciudad universitaria madrileña, con sus pinos y sus silenciosas avenidas: van cinco responsables en cinco años, nuestro deporte es un tiovivo.

En este lustro, en aquel despacho se han sentado María José Rienda, Irene Lozano, José Manuel Franco y Víctor Francos, alguno de ellos por un periodo de tiempo brevísimo, como en el caso de Francos (apenas seis meses), y ahora lo hará José Manuel Rodríguez Uribes (55), gestor que ha sido político, más que deportista.

Rienda, que había sido esquiadora de primerísimo orden, con victorias de la Copa del Mundo en el gigante, había sido una apuesta de Pedro Sánchez: año y medio había pasado en el cargo, de junio del 2018 a enero del 2020, y en ese lapso de tiempo había porfiado por sacar adelante la nueva Ley del Deporte, proyecto que ha acabado viendo la luz en enero de este año.

(La antigua norma estaba ya envejecida, era de 1990).

El mismo Pedro Sánchez que había designado a Rienda fue quien decidió destituirla (se le comunicó el cese por una llamada telefónica) para sustituirla por una tecnócrata de su confianza, Irene Lozano, periodista y escritora que iba a lidiar con la pandemia y el black out del deporte mundial, y que nunca congeniaría con deportistas, presidentes federativos ni burócratas. Cuatro meses antes de los Juegos de Tokio 2020 (se celebraron en el verano del 2021), saltaba de su asiento.

Asuntos pendientes

Más allá de la Eurocopa y los Juegos, el CSD debe hacer realidad la profesionalización del fútbol femenino

Le siguieron, sucesivamente, José Manuel Franco y Víctor Francos, presidentes condicionados por las luchas fratricidas en el escenario del fútbol. Franco pasó más de dos años en el cargo, más que ninguno de sus coetáneos: fue el presidente del deporte español en Tokio 2020, aprobó la reforma de la ley antidopaje española e impulsó el proceso de profesionalización del fútbol femenino, intervino en la investigación por supuestas corruptelas en la Supercopa de fútbol (el poder del petrodólar es inescrutable) y también se tuvo que arremangar en el caso Negreira.

Víctor Francos, en el cargo desde junio hasta estos días, lidió con el caso Rubiales: tuvo que plantear la reforma de la Federación Española de Fútbol, reforma que nunca se ha redondeado. Rubiales ha desaparecido de escena, pero Pedro Rocha, su sucesor interino, hipotéticamente en tránsito, se ha aferrado al butacón a la espera de elecciones.

Ahora, Víctor Francos ha dicho basta. Amparado en “motivos profesionales” (no desvelados hasta ahora), le ha entregado a José Manuel Rodríguez Uribes el despacho del CSD, con verdes vistas.

El Consejo de Ministros designó ayer a Rodríguez Uribes. Es valenciano y doctor en Derecho, y lleva años manejándose entre los mundos de la cultura y el deporte.

Había ocupado aquella cartera, la de ministro de Cultura y Deportes, entre enero del 2020 y julio del 2021: iba a ser él mismo, bajo aquel poder ministerial, quien llamaría a Rienda para destituirla como presidenta del CSD y a Lozano para designarla como su sustituta.

Entre Rodríguez Uribes e Irene Lozano, en posición de subordinada, gestionaron la crisis deportiva del covid. Miles de deportistas españoles pasaron meses encerrados en sus centros de entrenamiento, temiendo por su futuro, mientras veían cómo decaía su rendimiento. Muchos de ellos respiraron aliviados al averiguar que los Juegos de Tokio 2020 se celebrarían en el verano del 21.

Desde octubre del 2021, Rodríguez Uribes había sido embajador permanente de España ante la UNESCO, cargo que ahora ocupará Miquel Iceta. Las misiones deportivas de Rodríguez Uribes traen curvas. Más allá de la Eurocopa y los Juegos Olímpicos del próximo verano, el CSD debe hacer que la profesionalización del fútbol femenino sea una realidad, no un proyecto abstracto, y reconvertir definitivamente la Federación Española de Fútbol.

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