El último dato de Gigi Oliva

Mundial de hockey

La capitana, ingeniera y máster en ‘big data’, se despide de la selección en el Mundial que juega en su casa, Terrassa

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Gigi Oliva, capitana de las redsticks

RFEH

"No tiene nombre esto de jugar un Mundial en casa...”, dice entusiasmada Gigi Oliva (31), hija de Matadepera y de una de las familias de toda la vida del hockey. Su padre, Jordi Oliva, fue olímpico en Los Ángeles y Seúl. Su hermano, Roc, una leyenda, fue plata en Pekín 2008. Ella se inició en el stick con cinco años en el Atlètic Terrassa, y muy cerca de Can Salas, en el Olímpic, al término del Mundial que arranca hoy, se despedirá de la selección española después de más de media vida de dedicación, desde los 15 años. Espera hacerlo, eso sí, el último día del torneo, el domingo 17 de julio, señal de que llega a la fase final.

“Y ojalá sea con una medalla, ya no me importará cumplir años –porque ya me pesan un poco– si me hacen este regalo...”, ríe Oliva, que podría entrar en los 32 en las postrimerías del partido de la final, ya que jugando a las 21.30 h (para sofocar el calor) el encuentro se podría alargar hasta el día siguiente.

“Competir en casa es más una motivación que una presión”, señala la jugadora egarense

En todo caso, será el último de la referente de una generación. “No jugaré más con la selección, ya se lo he comentado a las compañeras; con el Júnior seguiré al menos un año más”, cuenta a La Vanguardia la menuda jugadora egarense, 156 cm de explosividad y velocidad, una de las almas de las redsticks , de la que es la capitana desde el 2015, y la jugadora con más internacionalidades: 261.

Para Oliva, jugar un Mundial en casa es una oportunidad única para seguir escalando en la élite mundial. “Competir en casa es más una motivación que una presión, pero el hecho de haber logrado medallas en el Mundial y el Europeo anteriores nos pone más presión: la gente espera que logremos medalla. Pero sobre todo, nosotras queremos ganarla, tenemos expectativas de ganar. Aunque en los 60 minutos tenemos que poner nuestra mejor versión en el campo”.

Como todas sus compañeras, Oliva sufre las incomodidades de una disciplina semiprofesional que no le permite dedicarse en exclusiva al hockey. Ella es licenciada en Ingeniería Aeronáutica y máster en Big Data (análisis de datos), a lo que se dedica profesionalmente. Aunque no por ello se atreve a vaticinar qué rivales tendrán en la lucha por las medallas.

“No sé decir... En el último Mundial y en los Juegos fue todo lo contrario a lo esperado, en los partidos de cuartos cambia la previsión, como nos pasó en Londres (2018, bronce): ganamos a Alemania y nadie daba un duro por nosotras, las encuestas no nos daban ni un 15% de posibilidades. Al final nos encontramos los rankings más bajos, como Irlanda y nosotras, en unas semifinales que nadie esperaba”. Aunque, prosigue, “quien seguro que estará por las medallas será Países Bajos, que no ha fallado en casi ninguna final”. Los datos no le fallan: las oranje llevan seis finales seguidas en Mundiales, desde 1998, y ocho oros en 12 finales de las 14 ediciones. El dato que le falta a Oliva es la primera final española.

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