Brooks Koepka, el hombre tranquilo que habita en el Olimpo del golf
PGA Championship
El idilio del golfista con el Grand Slam no tiene precedentes
Cuando tus logros te conducen a ser comparado con leyendas como Ben Hogan, Walter Hagen, Jack Nicklaus o Tiger Woods es que estás haciendo las cosas bien. Así sucede con Brooks Koepka (West Palm Beach, 1990), el hombre de moda en el golf mundial por méritos propios, capaz él solito de aparcar por un momento la gesta del propio Tiger en Augusta ante lo que consiguió el domingo en Bethpage Black.
Koepka ganaba la PGA, el cuarto grande de su carrera, todos ellos levantados en los últimos 23 meses. De los ocho últimos torneos del Grand Slam, la mitad ya están en la vitrina de su casa en Florida. Sólo Hogan, Nicklaus y Woods habían sido capaces de imponer un dominio tan grande en el golf en tan poco espacio de tiempo.
El primer triunfo como profesional de la bestia Koepka llegó en el Challenge de Catalunya, en La Graiera
El triunfo en Nueva York también situaba al golfista norteamericano como el primero en toda la historia capaz de imponerse dos veces en dos torneos del Grand Slam seguidos, ya que ahora mismo es el vigente doble campeón del US Open (2017, 2018) y del PGA (2018, 2019). La cita de junio en Pebble Beach puede encumbrarle definitivamente, a sus 29 años, como uno de los mejores jugadores de siempre. “Estoy en shock, creo que no había ni soñado algo así”, confesaba minutos después de levantar su segundo Wanamaker Trophy.
Uno de los grandes éxitos de Koepka es esa apariencia de tranquilidad que transmite siempre, incluso en las peores situaciones. Como si la cosa no fuera con él. Los torneos del Grand Slam intimidan a todos los golfistas pero el de Florida es capaz de afrontarlos con normalidad y ahí están su éxitos para demostrarlo. El domingo, con siete golpes de ventaja al inicio de la jornada, se plantó en el tee del 15 con apenas un golpe sobre su buen amigo Dustin Johnson. Menos de la mitad de los jugadores habían cogido la calle con el drive en un hoyo infernal pero Koepka no frunció el ceño y firmó un par que le volvió a dar margen para la victoria. Sólo al meter el último putt en el 18 desprendió cierta rabia de victoria, sacando un puño que empieza a asustar a sus rivales.
La carrera de Brooks Koepka tiene muchos detalles muy poco habituales en los golfistas de alto nivel. Para empezar, no tuvo reparos en irse a Europa para empezar a dar sus primeros pasos, dado lo difícil que resulta conseguir tarjeta del PGA Tour para cualquier golfista. Empezó en el Challenge Tour, la segunda división del Viejo Continente, logrando su primera victoria curiosamente en el Challenge de Catalunya, en La Graiera, a 70 kms de Barcelona. Repitió después en La Gomera, confirmando su idilio con los campos españoles. Desde entonces hasta el Olimpo, donde está cómodamente sentado ahora, ha habido mucho trabajo, mucho talento y un talante perfecto para el deporte de elite.
El idilio de Koepka con el Grand Slam es un fenómeno de esos difícil de explicar. A pesar de lo que parece una carrera de lo más exitosa, apenas tiene dos títulos en el PGA Tour por los cuatro majors que atesora. Un balance que ha abierto el debate sobre si será capaz de alcanzar la doble cifra, un hito que sólo han logrado Nicklaus (18), Woods (15) y Hagen (11).
Pero detrás de esa apariencia de hombre tranquilo se esconde un golfista tremendamente competitivo. Y no sólo en el golf. “Alguna mesa de ping pong hemos roto”, confesaba hace años, cuando jugaba en Europa, recordando viejas batallas con uno de sus amigos del alma, Peter Uihlein, con quien compartió un piso en Florida durante toda su juventud.
Las gestas de Tiger Woods le engancharon al golf y se ha ido moldeando a su imagen y semejanza. De hecho, aún en el high school, se compró las famosas camisetas de cuello alto que entonces lucía el número uno del mundo. Después llegó el físico, imponente también en el caso de Koepka, y una de las claves de su potencia. “Por eso levanto tantas pesas”, contestaba riendo, encogiéndose de hombros, tras ganar la PGA.
Koepka también ha encontrado la felicidad fuera de los campos. Sale desde hace tiempo con Jena Smits, una actriz y modelo, con apariciones fugaces en series como Entourage o CSI y no tan fugaces en películas como Sharknado 5 o El ataque de la cheerleader de 20 metros. Pero es él el que parece un golfista que mide 20 metros. Su techo es ahora mismo una incógnita maravillosa.