Es posible que con el primer mal resultado todo se acabe. Pero hasta ahora, la selección más divertida, jovial, alegre y positiva del Mundial de Qatar es la española. Lo ha conseguido Luis Enrique, prácticamente solo. El técnico siempre ha sido excelente ejerciendo su labor en el vestuario y en el banquillo. Le faltaba aprobar la asignatura del entorno. Siempre aparecía contrariado en las ruedas de prensa. Desde que se convirtió en streamer, eso ha cambiado. El entrenador asturiano aparece más próximo ante la gente, más natural, respondiendo a cualquier pregunta con simpatía, algo que era impensable cuando se sentaba en las conferencias de prensa.
Luis Enrique ha cambiado en este Mundial. Es evidente. Ha focalizado toda la atención en su figura y ha descargado de presión a los futbolistas. Y, lo más importante, ha hecho un gran trabajo en la selección de los jugadores, en el aspecto físico, táctico y psicológico. Cuando dio la lista, media España blasfemó contra él. Hoy lo aplauden y lo admiran. Es coherente. Defiende un modelo de fútbol que muchos atacan, y le va bien. El partido ante Alemania fue seguido por más de 11 millones de telespectadores y el minuto de oro reunió a más de 16 millones. El partido de fútbol más visto en la historia en España fue la final del Mundial de Sudáfrica en el 2010, con más de 15 millones de espectadores.
El Luis Enrique streamer ha acercado a la gente a un equipo que mantiene un modelo de fútbol contra viento y marea
El técnico de la selección siempre ha sido fiel a un modelo concreto de fútbol, inspirado en la mejor escuela holandesa y aplicado con maestría en el FC Barcelona. Luis Enrique, además, ha sabido adaptarse al cambio de los tiempos, pero nunca ha renunciado a sus principios. El fútbol de la roja es un ejemplo de lo que quiere que se vea en el campo. La presión alta, la defensa al mediocampo, un lateral con gran llegada (Alba) la intención permanente de controlar y dominar el partido, un alto nivel de intensidad y ritmo en la velocidad de la pelota. Actualmente es el equipo que más pases ha dado en este Mundial. Cuando estuvo en el Barça con el tridente (Messi, Suárez y Neymar) supo además adaptarse a jugar con rapidez un contragolpe con el brasileño corriendo y el argentino o el uruguayo rematando.
Ha sido capaz de renovar una selección que tocó fondo en el Mundial de Rusia 2018. Lo ha hecho desoyendo las críticas interesadas y fuertes, por ejemplo, cuando convocó a Gavi y lo hizo jugar de titular o cuando apostó por Pedri. Hasta le cuestionaron cuando eligió a Balde para suplir a Gayà o seleccionó a Ansu en lugar de Iago Aspas. Pero, de momento, le ha salido bien y su grupo le está respondiendo. Puede pasar cualquier cosa en un campeonato en el que casi todo viene de un palmo, con un nivel de igualdad potente entre las grandes selecciones. Pero hasta ahora nadie le podrá quitar el título de selección más positiva a este grupo que ha reunido Luis Enrique y que hace soñar a los aficionados españoles con repetir la gesta del 2010 en Sudáfrica, aunque eso suene aún hoy demasiado fuerte. Queda un trecho y ni es corto ni fácil.