El Manchester United se encuentra en una situación muy difícil después de la llegada de Rúben Amorim al ser destituido Erik ten Hag. Su entrada no ha servido para cambiar la dinámica del equipo, que sigue sumido en la irregularidad y se encuentra cerca de los puestos de descenso en la Premier League. Lo que hace unos meses parecía una posibilidad remota, ahora es una amenaza real.
Los números del United esta temporada son alarmantes. Doce derrotas en los primeros 25 partidos de liga, algo que solo había ocurrido en la temporada 1973/74, la última vez que el equipo descendió. Con 29 puntos en la clasificación, los Red Devils ocupan la 15.ª posición, solo dos puntos por encima del West Ham y diez por encima del Wolverhampton, que marca la línea de salvación.
Un vestuario sin confianza en Amorim
El equipo de Amorim ha encadenado derrotas preocupantes ante el Crystal Palace (0-2) y el Tottenham (1-0), evidenciando su fragilidad en defensa y la falta de un plan de juego sólido. Desde su llegada en noviembre, el técnico portugués no ha logrado imponer su idea, y sus 8 derrotas, 4 victorias y 2 empates en la Premier han generado un clima de desconfianza en el vestuario y en la afición.
La falta de liderazgo en el campo es evidente. Casemiro y Bruno Fernandes están lejos de su mejor nivel, mientras que las promesas como Garnacho y Mainoo no han terminado de explotar. Solo la llegada de Amad Diallo y el trabajo de Zirkzee y Maguire han dado algo de esperanza a un equipo sin rumbo.
Cuando el United apostó por Ruben Amorim, lo hizo con la esperanza de recuperar un estilo ofensivo. Dadas las circunstancias complicadas del equipo, las continuas derrotas y la falta de reacción han hecho que, como es habitual en un club de esta envergadura, haya debate sobre su continuidad.
Nombres como Zinedine Zidane, Thomas Tuchel, Mauricio Pochettino y Thomas Frank son habituales en la terna de posibles candidatos a ocupar el banquillo devil en el caso de que prescindieran de Amorim.
No estamos ganando títulos y los ingresos no son los mismos"
El club atraviesa no solo una crisis deportiva, sino también una situación económica complicada. La falta de buenos resultados ha impedido al equipo conseguir títulos, lo que ha derivado en una caída en los ingresos, tal como lo señala el técnico portugués: “Hemos gastado mucho dinero el verano pasado y ahora hay que vigilar bien las finanzas. No podemos reconstruir la plantilla como quisiéramos. La gente está perdiendo sus trabajos”.
Además, afirma que no están logrando renovar la plantilla de la manera que desearían y que, como consecuencia de las decisiones de Jim Ratcliffe, más de 250 trabajadores han perdido su empleo debido a unas pérdidas superiores a los 300 millones de libras.
En este contexto, Amorim se enfrenta al desafío de guiar a su club a lo más alto, en medio de una crisis deportiva, financiera e institucional.