El Espanyol acabará el año en puestos de descenso. Despide el equipo blanquiazul un 2024 en el que el sufrimiento ha sido su sombra, un ingrato compañero de viaje que no ha conseguido despistar por su propensión a meterse en líos, a complicarse con errores absurdos y a fallar en ataque lo poco que es capaz de construir. Frente al Las Palmas rizó el rizo el equipo blanquiazul, capaz de firmar un partido muy serio hasta que un gol de falta de Sandro le dejó sin respuesta. Otra derrota y ya son nueve lejos de Cornellà. Además, se marcha al parón de Navidad tras cosechar dos puntos de nueve en una semana que se antojaba clave para la continuidad de Manolo González.
En su búsqueda de dar con la tecla que hiciese a rendir al equipo fuera de casa, González sorprendió con la entrada de Tejero en lugar de Jofre, uno de los jugadores más importantes de este equipo. Una apuesta en teoría conservadora que estuvo acompañada por un cambio de sistema a un 4-1-4-1 con Tejero por dentro. Repitió en el once Antoniu Roca, ya asentado tras su buen rendimiento en los dos últimos duelos. Y en ataque, la elección fue de nuevo Cheddira, que cumplió a la perfección para descargar balones y favorecer la salida del equipo.
La noticia en el inicio fue que el Espanyol logró igualar el partido y por primera vez en varios partidos y superó el cuarto de hora sin encajar. Pero no solo eso, el buen trabajo del centro del campo, con una presión adelantada muy ordenada, impidió que Las Palmas tuviese profundidad en ataque. Todo ello resultó una novedad muy positiva para un equipo que lejos de su estadio se había convertido en una marioneta. No fue así en Las Palmas, donde un ritmo de juego lento, casi soporífero, benefició el habitual nerviosismo blanquiazul.
El partido dio incluso para que a los 20 minutos Essugo se marchase al vestuario para ir urgentemente al baño. Colaboró con él Cillesen, que fingió una lesión para dar tiempo a su compañero, que regresó oportunamente cuando el guardameta se había recuperado. Un teatrillo que colaboró en que todos los protagonistas se amodorrasen todavía más.
Ante la incapacidad del equipo local para progresar con peligro, solo alguna internada de Sandro y algún centro lateral preocupó a Joan García en el primer tiempo, el Espanyol comenzó a crecer. Sólidos en defensa, solidarios en el medio y con una renovada personalidad para asociarse, el equipo de Manolo González se sorprendió a sí mismo gobernando el balón en varios tramos con posesiones largas. En la mejor de todas ellas, Antoniu Roca, jugador en un momento de forma estupendo, se internó en el área y su pase lo remató flojo Puado a las manos de Cillesen. Fue la mejor ocasión del partido en todo el primer tiempo. Crecía el Espanyol, quizás extrañado por ser superior en campo contrario, algo nada habitual este curso.
Intentó cambiar el ritmo del partido Diego Martínez con la entrada de Fuster y Januzaj, pero no consiguió que su equipo mejorase en ataque. El Espanyol siguió desplegándose con mucha profundidad, siendo capaz de amenazar el área rival. Así lo hizo Oliván con un centro fantástico que dejó a Roca en gran posición, pero su remate volvió a ser muy flojo. Demasiado fácil para Cillesen.
Elevó la presión el conjunto canario y ahí comenzaron los problemas para el Espanyol. Ya no existía fluidez en la salida y Las Palmas masticaba el balón en campo perico de manera casi constante. Las constantes vitales de los blanquiazules perdían pulsaciones. Ahí golpeó el equipo local. Sandro aprovechó una falta lejana para marcar con un disparo muy centrado que Joan García debería haber detenido.
Un minuto después El Hilali envió a córner un disparo que se marchaba a gol después de otra salida en falso del portero blanquiazul. Kirian también rozó el segundo con un disparo que se marchó desviado. El gol, en la única ocasión hasta ese momento del Las Palmas, sacó del partido al equipo de González, que reacción con las entradas de Jofre, Véliz y Edu Expósito, que volvió a jugar después de más de diez meses apartado por lesión.
Alguna opción tuvo el equipo perico en la recta final, sobre todo un centro desde la derecha de Jofre que Véliz no alcanzó a rematar. Pero no tuvo energía el equipo para sobreponerse y encajó una nueva derrota. Se marcha el 2024. Se abre un periodo de reflexión en el club para tomar decisiones que mejoren el 2025 de este Espanyol, por ahora sin remedio.
