Cada detalle fue imperdible, cada gesto, para retener, cada momento, para guardarlo para siempre. No era un día cualquiera. Era “un dia de partit”, pero sobre todo era el día del último encuentro en el Camp Nou hasta que el estadio sea remozado integralmente. Ahora vendrá el éxodo de Montjuïc y el esperado retorno a casa previsto para noviembre del 2024, pero antes tocaba despedirse del hogar barcelonista desde 1957 por todo lo alto. El club lo hizo de la mano de su masa de socios y de aficionados, viva, entusiasta, palpitante y entregada a un tobogán emocional. A un auténtico desfile por su historia, por su presente y también por su futuro.
En esta tesitura lo de menos era el resultado del encuentro, aunque para los anales quedará que el Barça superó al Mallorca con mucha solvencia. Un encuentro en el que conjunto de Xavi puso intensidad, deseo, ardor y acciones brillantes. Como la que abrió el marcador solo empezar, una combinación eléctrica entre Busquets, Lewandowski y Gavi, que le dio el gol hecho a Ansu Fati. Una acción mezcla de experiencia, juventud e incertidumbre pues la titularidad y los gestos del delantero tuvieron tinte también de despedida. Fati se sabe en el mercado y puede revalorizarse con actuaciones así. Pues después metió el segundo, también tras una excelente asistencia al primer toque de un generoso Lewandowski. El polaco rozó el tercero con un tiro libre al travesaño. El que lo logró, en cambio, con un chut seco con la izquierda fue un aclamado Gavi.
Goleadores
Ansu Fati consiguió un doblete y Gavi cerró el marcador con un remate excelente
Goles de lujo que hicieron disfrutar a un público que arrancó el partido al grito de “campeones, campeones”, que en el minuto 10 coreó estruendosamente el nombre de Messi y que, parcialmente, se acordó del Espanyol con cánticos de “a Segunda”. El Mallorca, mientras, se comportó como un invitado correcto, salvo por una violenta entrada de Amath Ndiaye sobre Balde. Lo mandó directamente a la enfermería, con el tobillo derecho roto y cara de mucha preocupación. El árbitro, tras ver el lance en el monitor, expulsó al mallorquinista.
Era un día para la gente y la gente lo sabía. “Gràcies per tantes alegries, et trobarem a faltar”, “4 generacions de López al Camp Nou”, “gràcies per tants bons moments”. Un reguero de aficionados, mayoritariamente ataviados con la camiseta blaugrana, se arremolinaba en la explanada de tribuna del estadio y escribía su mensaje de despedida en un mural. Todavía quedaban dos horas para el partido pero el ambiente barcelonista ya se desparramaba en formato hervidero. Unos metros más allá otros seguidores posaban con cinco grandes trofeos de la historia del club. A saber, la Recopa de Basilea, la primera Copa de Europa de Wembley, el primer Mundial de clubs, la última Liga y la última Copa del Rey.
El ambiente
Fue el partido del público, entregado a un carrusel sentimental para decirle hasta pronto a su casa
Por allá campaba un mar de camisetas de Lewandowski, muchas del añorado Messi, algunas de Pedri y Gavi y hasta una del Cruyff jugador, dado el acento vintage de la jornada.
El tono era festivo, pero sobre todo de piel de gallina. Antes de empezar se pudo escuchar de nuevo por megafonía la voz del mítico speaker Manel Vich dando la bienvenida al estadio como lo había hecho toda la vida.
También se recitó la plantilla de la temporada que inauguró el campo el día de la Mercè de 1957. Los Ramallets, Olivella, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Eulogio Martínez, Kubala, Tejada o Luis Suárez volvieron a ser nombrados en el que una vez fue su templo.
Aunque uno de los momentos que tocaron más la fibra antes de que rodara el balón fue la entonación del Cant del Barça a capella y a pleno pulmón por parte del recinto al copo. Al mismo tiempo la grada adquiría una tupida tonalidad blaugrana.
Después llegó el encuentro, en el que Ter Stegen logró igualar, con 26, el récord de porterías a cero y en el que Alba se marchó con lágrimas en los ojos y con el público puesto en pie. Ovación atronadora que se repitió cuando Xavi relevó a Busquets. Menuda fiesta.