El partido de la pasada jornada entre el Oporto y el Sporting de Portugal (2-2), decisivo para el desenlace del título de Liga, acabó con una multitudinaria tangana que el árbitro zanjó con cuatro expulsados, uno de ellos Pepe, que según el diario A Bola agredió a Hugo Viana, directivo del club lisboeta, y se expone a una sanción de hasta dos años.
No es la primera que el exmadridista, a punto de cumplir 39 años, protagoniza acciones antideportivas. Siguiendo con la información del medio luso, el veterano defensa propinó una patada a Viana, exjugador del Valencia y el Osasuna, entre otros equipos. Esta supuesta agresión a un directivo esta considerada como falta "muy grave" en el Reglamento Disciplinario de la Liga.
Al central, de casi 39 años, también se le acusa de ocultar una bala lanzada desde la grada
De confirmarse los hechos, en principio reflejados en el acta del partido, Pepe, capitán del conjunto portuense, se expone a una sanción que va de los dos meses a los dos años según el reglamento. Con contrato hasta junio del 2023, el tiempo de la posible sanción amenaza con acabar con su carrera antes de lo previsto.
Cabe recordar que cuando era jugador del Real Madrid el luso fue sancionado con diez partidos por su agresión a Casquero en 2009, hasta ahora la mayor sanción del siglo XXI en el fútbol español. Pese a ver la roja durante la tangana, Pepe siguió en el campo, encarándose con varios rivales hasta que finalmente todos los jugadores abandonaron el campo.
La pelea al final del partido, que además se inició con una entrada del zaguero, no fue el único incidente de un Oporto-Sporting de Portugal especialmente intenso y caliente. En el minuto 44 de la primera parte, el jugador Ricardo Esgaio advirtió al árbitro de un objeto que escondía en la mano Pepe, aparentemente lanzado desde la grada de Do Dragão.
Según A Bola, en base al informe del delegado de la Liga, el objeto que ocultaba el defensa era una bala. En el supuesto momento de esta polémica, varios jugadores del Sporting siguieron a Pepe, que intentó deshacerse de ellos sin éxito hasta que el árbitro mostró varias tarjetas amarillas para reanudar el juego.