El resultadismo que ha caracterizado a José Mourinho a lo largo de su carrera ha escondido a menudo carencias en el juego de sus equipos. Con la Roma contando todos sus partidos por victoria desde su llegada, la euforia desatada en la capital italiana impedía cualquier tipo de análisis futbolístico más sosegado y profundo.
Todo se centraba en cómo el técnico portugués había sido capaz de dotar de carácter en poco tiempo a unos jugadores que no confiaban en sus posibilidades y que antes no sabían ganar partidos sin merecerlo. Quizá a partir de este domingo haya una pequeña revisión. La derrota contra el Hellas Verona baja a la Tierra al conjunto giallorosso y a sus aficionados, aunque ni mucho menos se rebajará el optimismo en Roma.
El mejor arranque de su carrera
El técnico portugués había ganado todos sus partidos hasta el momento
En el estadio Marcantonio Bentegodi quedó patente que Mourinho tiene mucho trabajo defensivo por hacer. Se había intuido en el debut contra la Fiorentina -la expulsión de un rival cambió el partido- y se constató contra el Sassuolo, pero el gol en el añadido de El Shaarawy que provocó la carrera de The Special One hacia la Curva Sud del Olímpico maquilló el asunto.
Una desordenada segunda parte en la que encajó tres goles condenó a la Roma, que pierde además de su primer partido de la temporada el liderato de la Serie A, ahora en manos del Inter. Llevaba tres triunfos en el campeonato italiano y tres en la Conference League, el mejor inicio de Mourinho en su carrera en los banquillos.
En ataque la Roma funciona. Ve puerta con facilidad. El capitán Lorenzo Pellegrini demostró que sigue en un gran estado de forma al marcar de tacón tras un cabezazo de Bryan Cristante que pegó al travesaño. Eran los instantes finales de la primera parte, cuando incluso llegó a caer granizo en Verona.
La intensa precipitación en el cielo dio paso a la lluvia de goles de los locales en el campo. En menos de un cuarto de hora Barak, Caprari y Faraoni, este con un golazo espectacular desde fuera del área, dieron la vuelta al marcador. Esta vez Rui Patricio no pudo ser héroe como otras noches. Entre medio hubo el gol en propia de Ilic favorable al lado romanista.
La Roma buscó el empate hasta el final. Sin embargo, ni la entrada de Mkhitaryan y El Shaarawy ni la de los españoles Borja Mayoral y Carles Pérez la loba pudo salvar un punto ante un rival que no había sumado ninguno en las tres primeras jornadas. Pese a este traspié en la ciudad del amor de Shakespeare, el romance entre 'Mou' y la Roma sigue en plena fase de enamoramiento.