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Sevilla - Betis, fútbol sin normalidad

La contracrónica

La Liga regresa en Sevilla 93 días después con un derbi único por la ausencia de calor en la grada

El Sevilla celebra un gol ante el Betis

Jose Manuel Vidal. / EFE

El balón volvió a rodar en la Liga española. 93 días después se levantó el telón con un derbi sevillano sin el calor en la grada. La caldera del Pizjuán, rojo pasión y más en un partido ante el Betis, asistió muda a este fútbol de guante y mascarilla, de protocolo y prescripción médica y de cinco cambios. Regresó la industria del fútbol y dentro de un tiempo, posiblemente en este mismo campeonato, lo hará en parte el público. Pero no este jueves. En Sevilla sólo 275 personas estuvieron dentro del estadio, menos de la mitad de los más de 600 agentes de las fuerzas de seguridad que controlaron que no se agolparan aficionados en las calles adyacentes al recinto. En el palco apenas dos directivos por bando, el presidente y el vicepresidente.

Un partido de máxima rivalidad disputado a media luz, con el sonido enlatado de la megafonía, del balón al ser golpeado y de los jugadores al comunicarse. Este fútbol es extraño. Lo más normal, los tremendos abrazos de los jugadores, mucho más efusivos que los vividos en Alemania, con los goles sevillistas y al final. Un derbi siguen siendo un derbi pese a todo.

Homenajes

Hay que mirarse en un espejo para mejorarlo y en la Bundesliga ese gesto no se tuvo hasta la segunda jornada del retorno

Sonó por los altavoces el himno del Arrebato, ese que pone la piel de gallina cuando lo cantan miles de gargantas. Y sonaron las palmas en el minuto 20 como homenaje infinito a los sanitarios. Como homenaje hubo a las víctimas del coronavirus, en forma de minuto de silencio, que también se dedicó a Campanal, una leyenda sevillista. Hay que mirarse en un espejo para mejorarlo y en la Bundesliga ese gesto no se tuvo hasta la segunda jornada del retorno. Asimismo se activaron los decibelios en el 16, en memoria del malogrado sevillista Antonio Puerta y en el 26 por el fallecido bético Miqui Roqué. Pero cuando más atronaron los efectos fue con los tantos, acompañados de cánticos grabados.

El colegiado, Mateu Lahoz, mantuvo su peculiar personalidad dentro de los límites del nuevo fútbol. Así, en el túnel de vestuarios saludó a los futbolistas a diestro y siniestro, chocando los codos de los jugadores o dándoles palmadas en la espalda. Tampoco se abstuvo de contactar con ellos durante el partido aunque cuando los béticos fueron a protestarle la señalización de un penalti controvertido les pidió espacio y que se apartaran. No hubo pasamanos previo al encuentro entre los protagonistas. Mientras los entrenadores, Julen Lopetegui y Rubi, departían sin mascarilla.

Casta y coraje en el Pizjuán

MARCELO DEL POZO / Reuters

Con el balón en juego se escuchaban las voces de los entrenadores y de los futbolistas, que gozaron de una pausa de hidratación a la media hora de cada parte. Se captó el lenguaje del juego. Así abundaron los “pásala, pásala”, los “fuera, fuera” (para los despejes), los “salimos, salimos” o los “agresivos, agresivos”, en los córners, lances en los que los porteros suelen llevar la voz cantante. Pasajes que recordaban a cuando asistes a un partido de categorías inferiores y puedes percibir todo lo que se cuece. Los suplentes se lo miraban desde la grada enormemente separados. Curioso cuando la distancia social sobre el campo no se puede mantener.

Echó la Liga a andar y no parará hasta el 19 de julio. 39 días de sprint. 39 días con la lengua fuera porque el campeonato espera no tropezar con ningún obstáculo que impida su finalización. El presidente de la patronal, Javier Tebas, amenazó este jueves con obligar a los futbolistas a concentrarse ante los episodios de un grupo de jugadores del Sevilla, del madridista Jovic o del barcelonista Semedo, que participaron en fiestas. “No queremos llegar a esto. Pero si los jugadores no dejan de ir a barbacoas o a fiestas, no tendremos otra elección”, señaló Tebas.

El Pizjuán, iluminado pero vacío por dentro

Fran Santiago / Getty

Porque no es sólo fútbol, es negocio y es imagen. El intento de vender la recuperación de la rutina para el consumidor. No fue baladí que saliera un anuncio sobreimpresionado en la retransmisión televisiva que rezaba el siguiente lema, en castellano y en inglés: “Deporte seguro, turismo seguro”. Mensaje ante la temporada veraniega. Hay fútbol. Viva la nueva normalidad.