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El nuevo Messi del brazalete

El paso adelante del 10

Como capitán, el argentino se muestra comunicativo, responsable y da la cara

Messi financiará parte de la construcción del nuevo Pediatric Cancer Center del hospital Sant Joan de Déu

Lluis Gene / AFP

El martes se cumplieron 14 años del debut oficial de Leo Messi con el Barça . Este verano el crack argentino, que tiene 31 años, cuatro Champions y cinco Balones de Oro, fue ascendido a capitán del equipo tras la marcha de Iniesta y el brazalete ha variado su comportamiento en el vestuario. El propio Messi considera que es lo que le corresponde por peso en la plantilla. El diez, incluso cuando jugaba con el 30, siempre fue referente en el campo y pedía la pelota. Ahora se esmera por liderar al Barcelona, también entre bambalinas. Respetado y admirado por todos por sus éxitos –con 33 títulos ya es el hombre récord del club–, no quiere fallar como capitán.

El brazalete ha alumbrado un nuevo Messi. De extremo derecho pasó a falso nueve, con Luis Enrique aceptó a volver a la banda como punto de partida, y ahora baja a recibir para elegir la jugada y marcar el ritmo. La última evolución del futbolista tiene que ver con su carácter: ha aceptado que le toca estar más expuesto que nunca.

Durante años, Messi hizo todo lo posible por pasar desapercibido de puertas adentro. Primero fue Ronaldinho quien lo apadrinó, después llegaron Pinto, Piqué y Cesc, Mascherano le hizo mucho de confidente y en la última etapa es Luis Suárez, vecino y amigo, el que no se separa de él.

Admirado por su fútbol en el campo, ahora quiere ser referente también dentro del vestuario

En todo ese tiempo, Messi observaba todo. Veía a Puyol siempre ser el primero en todo, predicando con el ejemplo, cómo Xavi cohesionaba al grupo y se fijó en la corrección de Iniesta. Ellos fueron sus maestros, de los que heredó el brazalete de la senyera, y por eso los citó en su discurso del Gamper.

Messi no da puntada sin hilo. Todo tiene su motivo. Desde que se incorporó a la pretemporada, en la ciudad deportiva han apreciado y se han sorprendido por un agradable cambio de actitud. El argentino, antes cómodo en un círculo de confort, está más comunicativo en el vestuario. No hace distinciones y quiere a todos metidos y motivados. Y eso no sólo abarca a sus compañeros, sino que también se preocupa por todos los empleados del club que trabajan alrededor del primer equipo barcelonista.

Messi nunca será un showman como Maradona pero hay que recordar que hace ocho años que los dos grandes genios del fútbol argentino no coinciden, desde que el Pelusa fue destituido de la albiceleste. Y Leo ha madurado mucho desde el 2010. Ha sido tres veces padre y deportivamente ha demostrado una capacidad para entender el juego y el deporte que no tenía cuando era joven y explosivo. Ahora ha aprendido a descansar.

Se ha tomado un respiro con Argentina, con la que ha perdido cuatro finales, aprovechando que no hay partidos oficiales ni seleccionador. Habrá que ver qué ocurre cuando se aclare el proyecto de la albiceleste. Mientras se ha ahorrado ya dos viajes largos y en este último parón ha preferido descansar en la Cerdanya con toda su familia.

Con el conocimiento de los 14 años en el primer equipo, el crack ha sorprendido por su madurez

Sin el desgaste de la selección, juega menos y rinde igual que siempre. Messi lleva acumulados 935 minutos y 11 goles. Nada que ver con otros años. Sin ir más lejos, en 2017 tuvo que cargar con la presión de tener que clasificar a Argentina para Rusia en aquel dramático partido en Quito con un hat trick.

En su país ya era habitual que Leo se prodigase en los medios. Aquí no pasaba tanto, escogiendo sus apariciones. Eso, como capitán, también ha empezado a cambiar. Entiende que debe dar la cara, en la salud y en la enfermedad, como se vio tras el empate contra el Athletic en el Camp Nou. “Tenemos plantilla y jugadores para no depender de nadie”, mostró su confianza en sus compañeros, ya que aquel día le tocó rotar. En Wembley salió y se corrigió a si mismo: “La Champions es especial, es la frutilla del postre para todos. Pero no vamos a dejar de lado ninguna competición. Vamos a pelear también por la Liga y la Copa”. Messi marca el camino. Dentro del campo y fuera.

Las claves

1 Desde la pretemporada y con la capitanía, en la ciudad deportiva han apreciado que Messi habla más en el vestuario, no sólo con su círculo de confianza sino que se preocupa por los empleados que trabajan en el día a día del Barcelona.

2 Tras su cuarto Mundial, decidió aparcar la selección por un tiempo. Argentina no tiene ahora ni partidos oficiales ni técnico. Sin viajes, puede descansar (estuvo el fin de semana en la Cerdanya) y centrarse en el Barça.

3 El brazalete obliga también. Y Messi, como ya hacía en su país, se prodiga más en los medios para comentar y dar su opinión sobre los partidos