Messi explica cómo se autoinyectaba la hormona de crecimiento cuando era un niño
Su entrevista más íntima
El astro argentino pudo volver a su país por la falta de adaptación de su familia, pero quiso quedarse en Barcelona para triunfar
Leo Messi habla poco, pero cuando lo hace se le escucha. Él mismo sabe de la repercusión tremenda que tienen sus palabras al tratarse del mejor jugador del mundo. Por ello es “consciente” cuando habla e intenta “no meterse en líos” y cuidar lo que dice para “no generar ningún tipo de confusión”.
Así fue en la extensa entrevista que concedió al programa La Cornisa de la cadena argentina América TV. En ella habló, como es obvio, del sueño del Mundial, pero también confesó algunos aspectos más personales tanto de su día a día como de sus inicios en el Barcelona, sin dejar de lado la situación social de Argentina, la cual le entristece.
Mi familia decidió regresar a Argentina. Nos quedamos solos con mi papá y me preguntó: '¿Qué hacemos? Tú tienes la decisión. 'Me quiero quedar', le dije”
Sus inyecciones de niño y la posibilidad de dejar el Barça
“Me inyectaba en las piernas una vez por noche. Empecé con 12 años. No me impresionaba. Primero me la pusieron mis padres desde los 8 años hasta que aprendí. Era una aguja muy chiquita y le inyectaba la cantidad que tenía que pincharme. No me dolía, era algo rutinario que tenía que hacer y lo hacía con normalidad”.
“El hecho de venir a Barcelona no me costó mucho. Me adapté rápido, pero no así mi familia. Mis hermanos querían regresar y se volvieron al tiempo. Mi hermana era muy chiquita y le costó mucho adaptarse al colegio y mi papá y mi mamá tomaron la decisión de volver. Nos quedamos solos con mi papá y me preguntó, ‘¿Qué hacemos? Tú tienes la decisión’. Yo le dije ‘me quiero quedar’, convencido a pesar de lo difícil que era. Pero vi que la posibilidad (de triunfar en el Barça) era real”.
El sueño del Mundial
“Hoy por hoy intento de dejarlo al margen. Es un Mundial y la cabeza sabe que está ahí, pero tengo la suerte de estar jugando muchas cosas importantes en el Barcelona, lo cual hace centrarme en esto y no mirar más allá. He visto por todo el mundo las ganas de la gente de que sea un Mundial bueno para mí, con el deseo de verme campeón. En cualquier parte del mundo están esperando que Argentina sea campeón. Pero intento vivir el día a día y no quemar etapas hasta junio”.
“Poder estar en esa final, poder levantar la copa... es un sueño de siempre. Cada vez que llega un Mundial ese sentimiento se hace más fuerte. Por eso el llanto de la final perdida en 2014. Sabemos lo difícil que es ganar y quedarnos tan cerca fue doloroso”.
He visto por todo el mundo las ganas de la gente de que sea un Mundial bueno para mí, con el deseo de verme campeón”
Críticas y llantos con la ‘Albiceleste’
“Sentimos que es nuestro último Mundial. Parece ser que haber llegado a tres finales no sirve de nada. Dependemos de los resultados. Si no somos campeones no nos va a quedar otra, será el último Mundial. Ojalá nos vaya espectacular y podamos disfrutar. Lloré varias veces por finales perdidas, por haber creído que lo merecíamos y no poder consagrar el sueño de todo un país”.
Intento no darle importancia a las críticas. En su momento me afectaron. Se decían cosas fuera de lugar, dentro de lo que pasa de lo deportivo, meterse en cosas de la vida privada y que sean mentira da bronca. Si opinan si juego bien o mal me da igual, soy el primero que lo sé”.
La transformación de su juego
“No todo pasa por hacer goles. Es importante el estar bien, tener participación, tomar buenas decisiones, no perder balones. A veces he hecho goles y he tenido días malos. El gol lo tapa todo al final pero no pasa por ahí jugar bien o mal”.
“Uno va creciendo y aprendiendo cosas dentro de la cancha. Antes agarraba la pelota y hacía mi jugada. Hoy intento hacer jugar más al equipo y no ser tan definidor, tan egoísta, entre comillas. Cerca del área buscar siempre una mejor opción, tirarme un poco más atrás y desde ahí intentar manejar el juego. Intento mover más al equipo desde otra posición, de otro lugar. Creo que sigo corriendo igual que lo hice siempre pero de diferente manera”.
No todo pasa por hacer goles. Es importante el estar bien, tener participación, tomar buenas decisiones, no perder balones. El gol lo tapa todo al final pero no pasa por ahí jugar bien o mal”
Su familia, el mejor ‘psicólogo’
“Trato de ser yo mismo, natural, para no tener que ir pensando ni fijándote en lo que haces porque te están observando constantemente. No tengo psicólogo. Todo lo que me pasa lo hablo con mi familia, los que siempre están y lo saben todo. Es lo que más hace olvidarte de todo y mantenerte al margen de lo deportivo. Me gusta estar con mis hijos, mi mujer y mi familia, todo lo demás es secundario”.
“La llegada de mi primer hijo hizo que mi cabeza dejara de estar sólo en la competición. Ahora Thiago juega en una escuela del Barça en la que están los hijos de jugadores y de gente del club. Le gusta la pelota”.
Cambio de hábitos en la alimentación
“Tenía de todo ahí adentro. Con lo mal que he comido durante muchos años... Con 22 o 23 años no te enteras de nada, ni lo piensas. Comía chocolate, alfajores, gaseosa. Ahora como bien: pescado, carne, ensalada, verdura... de todo pero ordenado. De vez en cuando tomo una copa de vino. Siempre hay momento para hacerlo. Noté mucho el cambio, sobre todo en el momento del vómito. Se dijeron muchísimas cosas y al final me acostumbré a esto y ya no me ha vuelto a pasar”.
Preocupación por la inseguridad en Argentina
“Me duele ver Argentina tal y como está. Pienso en poder volver a Rosario y disfrutar de mi ciudad como no pude hacerlo de chiquito porque me tocó venirme para acá (Barcelona), pero me preocupa el tema de la inseguridad. Que te maten por un reloj, por una bicicleta o por una moto. Hay muchos problemas en Argentina pero creo que lo primordial es poder vivir con tranquilidad: salir a pasear o que los nenes estén en la calle como en mi época, aunque sé que ahora es imposible que pueda volver a ser así”.
Con 22 o 23 años comía chocolate, alfajores, gaseosa. Ahora como bien: pescado, carne, ensalada, verdura... de todo pero ordenado. Noté mucho el cambio, sobre todo en el momento del vómito”
Dudas sobre su futuro una vez cuelgue las botas
“No sé qué voy a hacer cuando me retire. Es muy difícil no pensar en la rutina de hoy. No sé dónde voy a vivir. Me gustaría hacer todo lo que hoy no puedo hacer por mi profesión, pero no sé si será en Barcelona o en Rosario”.
La entrevista completa