Alonso, sin Triple Corona
Análisis de un fiasco
El piloto asturiano pagó una limitada preparación en el óvalo y la inmadurez de McLaren para quedar fuera de las 500 Millas, su gran objetivo
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Fernando Alonso se quedó sin 500 Millas de Indianápolis y sin Triple Corona, su gran reto deportivo del 2019. Más allá de ganar un Mundial de Resistencia por el que compiten en exclusiva los dos Toyota Hybrid, la gran ambición del asturiano era demostrar que merece el título honorífico de mejor piloto, el más completo, lejos de la F-1, de la que se bajó en noviembre del 2018.
Sin embargo, la Indy500 no era una presa fácil. Aunque rozase la victoria en su primera aventura en el 2017, la prueba automovilística más mítica, 200 vueltas a un óvalo rodeado de 32 competidores, para completar más de 800 km (casi tres GP de F-1), exige una preparación exhaustiva, al detalle. No sólo es cuestión de buenas manos y mejores deseos. En el fracaso de Alonso y McLaren han influido varios aspectos.
Contratiempos encadenados
Alonso y McLaren han tropezado con un cúmulo de adversidades, una detrás de otra: el martes pasado, en el primer día de ensayos, sufrió problemas eléctricos en su McLaren (sólo pudo dar 50 vueltas), el miércoles tuvo un accidente en la curva 3 (cuando sólo llevaba 46 giros), y el jueves se suspendió la sesión por la lluvia que dejó impracticable el IMS. “No rodar el jueves fue un serio revés para nuestro programa de la Indy 500”, admitía Gil de Ferran. Luego el turno de calificación tampoco le ayudó, y un pequeño pinchazo en la segunda vuelta de la clasificación del sábado, en la que fue el 31.º, empujado por una diferencia mínima del top 30.
Pecado de soberbia
No se puede infravalorar una carrera como la Indy500, que devoró a McLaren y a Alonso. En el entorno alrededor del asturiano parecía que tendría una alfombra roja hacia el título y la Triple Corona, un exceso de confianza que menospreciaba la dificultad de la clasificación. A su vez, la preparación de Alonso en el óvalo ha sido limitada. Su reacción el sábado fue tan furibunda como poco elegante con McLaren, escudería de la que es embajador. “El equipo no ha estado a la altura del desafío. Hemos sido lentos. Es decepcionante, pero creo que es una cuestión más para McLaren. No teníamos la velocidad, así que estamos donde merecemos estar”, criticaba a su equipo.
Inmadurez técnico-organizativa
Quizás la razón de más peso: el atrevimiento técnico de McLaren para afrontar las 500 Millas. ¿Valentía o imprudencia? McLaren se presentaba en las 500 Millas con un proyecto propio, sin asistencia de otras estructuras como en el 2017, cuando corrió con un equipo tan experimentado como Andretti Autosport. Aunque firmaba un technical partnership –apoyo técnico– con Carlin, un equipo con experiencia limitada en las 500 Millas, que le construía el coche reserva, los de Woking iban por libre, con el chasis Dallara y el motor Chevrolet. Y con un solo coche. Alonso no ha tenido compañero de equipo (que siempre va bien para probar inventos). De modo que a los primeros contratiempos estaban sin medios ni capacidad de reacción, pagando la novatada. Y Alonso con retraso acumulado. Lo denunciaba el propio asturiano, cuando destrozó el coche el segundo día de prácticas: “No estábamos lo suficientemente preparados. Hemos sido lentos, lentos en todo. Juncos se estrelló y a las 6 de la mañana siguiente lo tenían todo listo”. En pista, el coche pecó de lentitud, con una menor carga aerodinámica que en el 2017.
El último día, el domingo, a la desesperada, en el Last Row Shootout, McLaren tomó prestados la configuración del equipo Preske y los amortiguadores de Andretti. Pero ni así. “Hoy salimos con un experimento que hicimos de la noche a la mañana”, admitía Alonso.
Al final, mea culpa de McLaren. “Sabíamos que iba a ser un camino fácil, no hay excusas: no hicimos un buen trabajo. Hay que reconocer a los que sí lo hicieron”, admitía Zak Brown. “Es el día más duro de mi carrera deportiva. No le dimos a Fernando un coche lo suficientemente rápido. Quiero volver a disputar este desafío”, comentó Gil de Ferran.
Competencia
Quizás tampoco se tuvo demasiado en cuenta la competencia: 36 pilotos que optaban a 33 plazas para la carrera del domingo 26. Es decir, tres se quedarían fuera. En la lista de inscritos había hasta 7 ganadores de las 500 Millas (Helio Castroneves, Will Power, Tony Kanaan, Takuma Sato, Ryan Hunter-Reay, Alexander Rossi y Scott Dixon), además de estrellas del óvalo como Ed Carpenter, Graham Rahal o James Hildebrand, y experimentados como el propio Oriol Servià.