Desde que Johan Cruyff nos dejó hay infinidad de cruyffistas (todos lo somos en realidad) que se atribuyen el poder de saber qué diría el holandés ante cualquier situación actual, todo un atrevimiento teniendo en cuenta que si por algo destacaba Cruyff era por ser un genio imprevisible. De hecho, más de una vez jugueteaba con Carles Rexach a decir lo contrario de lo que se esperaba de él solo para ver qué cara ponían quienes le escuchaban. Los practicantes del “si Johan estuviera aquí haría esto y lo otro” no necesariamente le conocieron en vida, factor que confirma cuan retorcido y osado puede ser el ser humano, y ejercen una explotación de la memoria del mito elevándola hasta cotas religiosas, negando sus defectos y errores, cuando fue la superación de las imperfecciones mediante ideas radicalmente originales lo que hizo tan único a Johan Cruyff.
Servidor, poco amigo de güijas y siempre prudente con la opinión de los que ya no pueden darla porque no están entre nosotros, debe confesar que está experimentando una humilde revelación cruyffista gracias al Barça de Flick.
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Hansi Flick, muy ofensivo en Lisboa, rememoró al Barça de Cruyff
La mirada del alemán a través del fútbol que le llevamos visto entronca con el Cruyff entrenador de los primeros años, aquel que hizo del riesgo la esencia de su manera de entender el juego. Si Guardiola perfeccionó aquella idea minimizando y sometiendo al rival hasta hacerlo desaparecer (ver finales de la Champions en Wembley ante el United y del Mundial de clubs ante el Santos como momentos cumbres del guardiolismo), Flick está reversionando el concepto del ataque sin precauciones, aceptando que su propuesta lleva adherido el susto como acompañante inevitable. No es casualidad que el Barça sea el equipo más goleador de las grandes ligas europeas ni que los partidos que protagoniza sean divertidos. Cruyff amaba la espontaneidad por encima del plan e incluía la suerte como elemento indisociable a la victoria. Todo eso, entonces y ahora, garantiza emoción y espectáculo. Por eso nos gustaba Cruyff y nos atrae Flick.