El arreón de Sorloth, certero picotazo al cierre del partido, encendía el vestuario colchonero y le enturbiaba el alma a la parroquia azulgrana.
La prensa esperaba a Marcus Sorg, el segundo técnico azulgrana, pero las circunstancias acabaron reclutando a Hansi Flick, el entrenador hasta ahora sancionado, el hombre que, ya en la medianoche en Montjuïc, comparecía.
“Hemos cometido un error, hemos podido mantener la posesión de forma destacable pero el contraataque del Atlético ha sido buenísimo. Yo he visto su segundo gol desde una sala y no ha sido una sensación nada agradable –decía Hansi Flick, técnico eventualmente desterrado–. Ahora descansaremos, creo que hoy todos han visto nuestra capacidad de jugar. Tras el parón que todos necesitan, demostraremos qué fuertes somos. Todos estamos decepcionados pero así son las cosas. Al fin y al cabo, no estamos en una mala posición”.
“Para mí, los últimos dos partidos han sido horribles. No creo que me pase nunca más. Me refiero a no sentarme en el banquillo. No tengo palabras para expresar lo que me pasa. Creo que no fueron justos conmigo, pero debo procurar que no ocurra de nuevo”.
“Es difícil de explicar –reconocía Marcus Sorg, el segundo técnico, que había atendido a los medios antes de que lo hiciera su jefe–. Al final, en los últimos minutos, no hemos marcado el segundo y ha sido una derrota dolorosa. Ha sido una de nuestras mejores actuaciones, podemos estar orgullosos porque lo hemos intentado, pero al final el rival ha estado más acertado. Cuando no metes el segundo gol contra un equipo como el Atlético en los últimos quince minutos, se te puede complicar mucho el partido”.
“Estamos jodidos. Veníamos de malos resultados y queríamos apretar con todo desde el principio”, admitía Pau Cubarsí (17).
“Hemos perdido oportunidades y lo hemos pagado –añadía Pedri (22)–. Lo hemos intentado, hemos jugado con mucha intensidad y trabajo. Raphinha y Lewandowski y yo hemos tenido varias ocasiones claras para cerrar el partido. Pero si no las metes, pasa lo que pasa. Tenemos que mejorar mucho, tomar el parón para resetear física y mentalmente para no fallar más y esperar a que lo hagan ellos para reventar la Liga. Esperábamos irnos líderes a las vacaciones”.
Debemos tomar el parón que viene para resetearnos mental y físicamente”
El compungido rostro de los jugadores azulgrana contrastaba con los ritmos electrónicos que resonaban en el vestuario del Atlético: Rodrigo de Paul (30) recordaba que el equipo no ganaba en Barcelona desde hacía 18 años.
“Para jugar estos partidos hay que estar preparado para jugar y para sufrir, se pasa por muchos momentos. El rival es muy bueno pero nosotros también”, decía De Paul, que celebró su primer gol levantando los cinco dedos de una mano y los tres de la otra: “Mis hijos tienen cinco y tres años. Y me piden que haga cosas diferentes si marco. Y así ha sido”.
Mientras De Paul hablaba en el vértigo del vestuario, Diego Simeone atendía a los micrófonos a pie de campo, ya con sosiego, en la calma de un estadio que se estaba vaciando.
“De todos los partidos que ha perdido, si revisas ante el Leganés o el Las Palmas, el Barça no merecía perder. Lo que pasa es que asume riesgos y gasta energía al atacar, y si el gol no llega, acaba complicándose todo y se producen estas situaciones Nosotros hemos ido sobreviviendo al partido que empezó ganando el Barça y hemos mejorado tras su 1-0 –decía el entrenador del Atlético–. En la segunda parte hemos mejorado y hemos tenido la diosa fortuna de la contundencia, ese momento que puede pasar, que de tanto atacar te desordenas, y nos ha salido un golazo”.
“Sorloth es el delantero que necesitábamos”, se despedía Jan Oblak (31), portero del Atleti.El arreón de Sorloth, certero picotazo al cierre del partido, encendía el vestuario colchonero y le enturbiaba el alma a la parroquia azulgrana.
“Es difícil de explicar –reconocía Marcus Sorg, segundo técnico azulgrana–. Al final, en los últimos minutos, no hemos marcado el segundo y ha sido una derrota dolorosa. Ha sido una de nuestras mejores actuaciones, podemos estar orgullosos porque lo hemos intentado, pero al final el rival ha estado más acertado. Cuando no metes el segundo gol contra un equipo como el Atlético en los últimos quince minutos, se te puede complicar mucho el partido”.
“Estamos jodidos. Veníamos de malos resultados y queríamos apretar con todo desde el principio”, admitía Pau Cubarsí (17).
“Hemos perdido oportunidades y lo hemos pagado –añadía Pedri (22)–. Lo hemos intentado, hemos jugado con mucha intensidad y trabajo. Raphinha y Lewandowski y yo hemos tenido varias ocasiones claras para cerrar el partido. Pero si no las metes, pasa lo que pasa. Tenemos que mejorar mucho, tomar el parón para resetear física y mentalmente para no fallar más y esperar a que lo hagan ellos para reventar la Liga. Esperábamos irnos líderes a las vacaciones”.
El compungido rostro de los jugadores azulgrana contrastaba con los ritmos electrónicos que resonaban en el vestuario del Atlético: Rodrigo de Paul (30) recordaba que el equipo no ganaba en Barcelona desde hacía 18 años.
En la segunda parte jugamos mucho mejor y vino la diosa fortuna de la contundencia”
“Para jugar estos partidos hay que estar preparado para jugar y para sufrir, se pasa por muchos momentos. El rival es muy bueno pero nosotros también”, decía De Paul, que celebró su primer gol levantando los cinco dedos de una mano y los tres de la otra: “Mis hijos tienen cinco y tres años. Y me piden que haga cosas diferentes si marco. Y así ha sido”.
Mientras De Paul hablaba en el vértigo del vestuario, Diego Simeone atendía a los micrófonos a pie de campo, ya con sosiego, en la calma de un estadio que se estaba vaciando.
“De todos los partidos que ha perdido, si revisas ante el Leganés o el Las Palmas tuvieron muchas opciones, si los analizas, el Barça no merecía perder. Lo que pasa es que asume riesgos y gasta energía al atacar, y si el gol no llega, acaba complicándose todo y se producen estas situaciones Nosotros hemos ido sobreviviendo al partido que empezó ganando el Barça y hemos mejorado tras su 1-0 –decía el entrenador del Atlético–. En la segunda parte hemos mejorado y hemos tenido la diosa fortuna de la contundencia, ese momento que puede pasar, que de tanto atacar te desordenas, y nos ha salido un golazo”.
“Sorloth es el delantero que necesitábamos”, se despedía Jan Oblak (31), portero del Atleti.