La familia es lo primero. Y acto seguido muy cerca, junto a la familia, los amigos. Esta escala de prioridades vitales compartida por tantas personas es la misma que rige la vida de Xavi Hernández. Justri, Cholo, Putxu, Chema, Marta, Juárez, Albert...son algunos de los nombres imprescindibles de la alineación que el entonces jugador del Barça citaba en el documental de TV3 Marcats per Xavi , en el 2015. Los amigos de toda la vida. De la escuela de Terrassa, de Matadepera y también de Sant Antoni de Calonge, como Núria Cunillera, que ha acabado siendo su mujer, su familia.
Después de la familia y después de los amigos, la lista de prioridades vitales de Xavi la completa el Barça. Culé de cuna, desde que tenía once años ha crecido y vivido vinculado de una manera u otra al club de su vida. Y, como no podía ser de otra manera, en el Barça, Xavi también ha hecho muchos amigos, en el fútbol base y en el profesional. Buenos amigos. Prats, Sergio, Lobito, Hidalgo, Gabri, Saviola...De todos estos, hay dos que son incondicionales y que, como Xavi, han tenido una gran carrera profesional y hoy son dos de los capitanes del Barça: Sergio Busquets y Jordi Alba. Y caprichos del fútbol, a Xavi le ha tocado gestionar un valor tan preciado como esta gran amistad en medio de la obligación profesional de dirigir el vestuario del Barça buscando el mejor rendimiento de su equipo.
¿Quién estaría dispuesto a sacrificar a un buen amigo, en el trabajo, en beneficio del colectivo?
¿Quién estaría dispuesto a sacrificar a un amigo de los buenos, de los de verdad, en el trabajo, en beneficio del colectivo? No hablamos de un compañero, no. ¡Un amigo! ¿Quién se aventuraría a perder una amistad verdadera para intentar que las cosas funcionaran mejor en el trabajo?
Jordi Alba y Gerard Pique, jugadores del Fc Barcelona
Es cierto que el de entrenador del Barça no es un trabajo cualquiera. Y no es menos cierto que Xavi era perfectamente consciente de que podría encontrarse en esta tesitura. Podría haber decidido que no estaba preparado para afrontar una situación así e inclinarse por alguna de las otras ofertas para entrenar lejos de Qatar. Lejos del Barça. Lejos de los amigos.
Pero Xavi ha demostrado que sí, que está hecho para ocupar la privilegiada, altamente inestable y exigente posición de entrenador del Barça. No le ha temblado el pulso. Más fácil con Gerard Piqué, claro está. Compañeros de vestuario durante muchos años, pero en ningún caso amigos íntimos. Más difícil con Jordi Alba. Amigo íntimo que, a pesar de su rendimiento, está lejos de aquel que lo convirtió en el mejor lateral izquierdo del mundo. No ha tenido recambio de garantías hasta ahora. E imposible con Sergio Busquets. Su amistad está fuera de cualquier duda, sí. Pero el valor futbolístico que Xavi da al medio centro de Badia, también.
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