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Getafe - Barça: viva la permisividad arbitral

Ecos de la derrota

El colegiado Soto Grado no castigó el juego brusco de los azulones y pitó un penalti riguroso

El Barça cae en la trampa del Getafe

Codazo de Nyom a Messi

Movistar

Agarrones, pataditas, braceos, protestas, aspavientos y pérdidas de tiempo. No es el salvaje Oeste. Es el Coliseum Alfonso Pérez de Getafe, plaza habitual donde las habichuelas se ganan o se pierden en el cuerpo a cuerpo y donde se juegan varios partidos a la vez, el del balón, el del fútbol subterráneo y el del área técnica, donde el inefable José Bordalás habla y habla sin cesar para desespero de propios y extraños.

En esta tesitura el colegiado riojano César Soto Grado optó por la permisividad, por ser mucho más riguroso con De Jong, al que sancionó con penalti a Djené en una acción nada contundente, que con Nyom, que debió marcharse a la caseta, especialmente por un codazo flagrante a Messi en la frontal del área.

La bula arbitral

Nyom propinó un codazo a Messi, debió ser expulsado y no le mostraron amarilla hasta su séptima falta

El futbolista del Getafe, un clásico del juego rudo, llevó la intimidación a todas las zonas del campo y se marchó de rositas durante muchos minutos. Golpeó a Leo, cabeceó, aunque involuntariamente a De Jong, y le cantó las cuarenta al púber Ansu Fati, con el que ya se las tuvo la pasada temporada. Hasta que no cometió su séptima falta en el minuto 72 no fue amonestado. Le señalaron ocho, al menos cinco amonestables. Incomprensible. Piqué, que vio amarilla por poner el brazo a un contrario de manera suave, se hacía cruces. Como el propio Messi, que charló al descanso con el colegiado. Y como Koeman, que protestó al cuarto árbitro, y que intercambió impresiones al final con el técnico del Getafe. “Le he dicho que Nyom me ha faltado al respeto, me ha dicho dos o tres cosas muy feas que no repetiré”, reveló el entrenador blaugrana al final.

Parecida suerte gozó Cabaco, otro jugador tipo comando que sólo recibió una amarilla por una violenta entrada tobillera a Pedri, una embestida muy peligrosa. Acciones rotundas que no recibieron el castigo adecuado, episodios que se sumaron a las continuas pérdidas de tiempo del conjunto azulón, que también se salvó de un posible penalti de Arambarri a Ansu. Si, como se dice ahora, hubo contacto en la pena máxima decretada a De Jong tres cuartos de lo mismo en la acción del futbolista del Getafe. La diferencia es que no se aplicó el mismo criterio en las dos áreas.

Cuatro piernas y la cara dolorida de Messi

Manu Fernández / AP

Mira que lleva temporadas el Getafe jugando a su estilo y casi siempre lleva el agua a su molino. Desquiciando a los rivales, lo cual tiene su mérito, hay que reconocerlo, pero también contando con bula arbitral porque el único que fue expulsado fue el segundo entrenador del equipo madrileño.

Desafortunado, otra vez

Griezmann juega muchos minutos pero su participación real dura lo que un anuncio publicitario

Aplicando aquella vieja táctica del baloncesto que dice que si haces muchas faltas no te las pitarán todas el Getafe extrema los límites del reglamento hasta desbordarlo. Claro que si se le señalara todo habría todavía más parones y los partidos se convertirían en imposibles de digerir.

A un Barça en construcción y con carencias el encuentro se le indigestó y no supo reaccionar en este terreno minado. La historia podría haber sido muy diferente si Griezmann hubiera convertido en goles sus reivindicaciones. El francés tuvo la mejor oportunidad del partido para el Barça pero mandó a las nubes su mano a mano con el portero. El exrojiblanco juega muchos minutos pero sus actuaciones suelen resumirse en lo que dura un anuncio publicitario: unos 20 segundos. Apenas toca balones, no está en las acciones de refriega, ni protesta, y cuando tiene una ocasión no la emboca. Que jugador tan diferente al que brillaba en sus temporadas con el Atlético. El que no cambia nunca es el Getafe. ¿Para qué? Si la fórmula le funciona.