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El Barça se corrige a tiempo en Nápoles

Nápoles, 1 - Barça, 1

Griezmann neutraliza el gol de Mertens tras el descanso después de una primera parte preocupante de los blaugrana

Celebrando el gol de Griezmann

dpa / EP

Mucha mística previa para tan poco partido. El Barça y el Nápoles opusieron sus dos maneras de ver el fútbol y lo que de allí salió no resultó en absoluto memorable. La lectura del marcador de los blaugrana será positiva porque empatar y marcar fuera de casa en la Champions no es poca cosa. Pero una revisión completa del partido debería rebajar sus sensaciones si es que estas son excesivamente alegres. El Barça fue de menos a más porque empezar con menos gancho no es posible, pero siendo fieles a la verdad se les computó a los de Setién un solo disparo entre los tres palos. El que Griezmann convirtió en gol. Antes se adelantó Mertens con un tanto que sirvió de denuncia a la demasiadas veces alarmante flacidez defensiva azulgrana. Una mancha de cara al Bernabeu que habrá que pasar a limpio.

Ha quedado dicho pero fue así. El fútbol del Barça en la primera parte fue imperceptible para el espectador. La alineación ya adelantó un mal mensaje. Distó mucho de ser revolucionaria. Setién contó como titulares con Umtiti, Rakitic y Arturo Vidal en detrimento de Lenglet, Arthur y Ansu Fati, una apuesta a favor de la oxidada vieja guardia que negó la supuesta radicalidad del denominado movimiento ‘setienista’. El pesimismo preventivo que ya acompaña irremediablemente a este equipo, fundamentado en las bajas, la irregularidad y su elevada media de edad (por encima de los 28 años y eso y que los laterales Alba y Sergi Roberto están de baja), fue cargándose de razones con el paso de los minutos.

El once de San Paolo

La alineación del Barça distó mucho de ser revolucionaria

El Barça era académicamente aplicado, sí, pero todo lo hacía a cámara lenta. Su presión en campo contrario, alabada por Gattuso en la previa con el objeto de ensimismar, era real pero indolora. Busquets la marcaba muy arriba, casi en el área local, y le acompañaban los compañeros, pero tenía el tacto suave del terciopelo para un Nápoles agazapado deliberadamente. Los italianos advirtieron pronto el amaneramiento del Barça, distraído en darse pases horizontales de espaldas a portería, con Rakitic de un aburrido letal, De Jong engullido sin espacios, y nadie, ni siquiera Messi, hábil en el desafío del uno contra uno. Ver a Arturo Vidal de extremo derecho en ataque estático producía escalofríos, mientras lo de Griezmann y su invisibilidad no cogía por sorpresa a nadie.

En plena ralentización blaugrana llegó el gol del Nápoles. A la media hora. Le costó poca cosa a los azzurri organizar un buen contragolpe porque detrás de Umtiti y Piqué había metros para organizar unas colonias. Zielinski aprovechó la habitual empanada de Junior Firpo, un fichaje desesperante, le ganó la partida, vio más solo que la una a Mertens en el otro costado y este, con tiempo para hacer un café después de recibir, armó el pie derecho y teledirigió un disparo a la escuadra. Fue un golazo, con la colaboración inestimable del conjunto visitante. Semedo, inofensivo como Junior en ataque, se lo miró a distancia porque tampoco es agresivo en defensa. Después se resarciría.

Mertens, del Nápoles, celebra el 1-0 ante el Barça

CIRO DE LUCA / Reuters

Después de entrar en esa fase tan suya de absentismo laboral, de trance post golpe psicológico (Manolas pudo lograr el segundo después de un córner) ese Barça que prometió en la previa ser valiente por boca del entrenador, se retiró al vestuario sin chutar entre los tres palos con la fácil misión de mejorar. Hacerlo peor era difícil.

Y así fue. La primera pared intencionada y afilada del Barça, con Arthur ya en el campo en el sitio de Rakitic, tuvo premio al iniciarse la reanudación. Busquets filtró un buen balón a Semedo, a este no le quedó más remedio que centrar bien ante el desmarque de Griezmann, y el francés, en el área, fusiló con la derecha. Se apiñaron todos los jugadores de Setién alrededor del delantero, aliviados por arreglar un resultado y un partido hasta entonces horripilantes.

Leo Messi, con San Paolo al fondo

GUGLIELMO MANGIAPANE / Reuters

La segunda parte fue más distraída. El Nápoles, más abierto y con un claro 4-3-3 en ataque, tuvo una reacción repentina que abortó Ter Stegen con dos buenas intervenciones consecutivas. Una a Insigne y otra a Callejón, la segunda más meritoria. En medio de cierta hiperactividad pasajera, Messi se fue de unos cuantos rivales en el eje del ataque, abrió hacia Arturo Vidal y el centro del chileno fue buscado por el argentino, que chocó violentamente con el portero. Ambos jugadores quedaron noqueados. Se temieron lesiones, pero no las hubo.

De hecho, en la recta final del encuentro los equipos apenas se lastimaron el uno al otro, conformados con un resultado más favorable para el Barça, pero que el Nápoles valoró también porque ve en el equipo blaugrana más peligro del que probablemente tiene.

El epílogo del partido fue confuso y poco positivo para los catalanes. Arturo Vidal se autoexpulsó atacado por una enajenación mental pasajera que le llevó a hacer una fea entrada primero y a encararse con todo bicho viviente, después. Y Piqué, cojeando, fue sustituido por Lenglet. Mala noticia para el clásico.

Ficha técnica

Nápoles, 1 - FC Barcelona, 1

Nápoles: Ospina; Di Lorenzo, Maksimovic, Manolas, Mario Rui; Fabián, Demme (Allan, m.80), Zielinski; Callejón (Politano, m.74), Mertens (Milik, m.55) y Insigne.

Barcelona: Ter Stegen; Semedo, Piqué (Lenglet, m.93), Umtiti, Junior; Sergio Busquets, Rakitic (Arthur, m.56), De Jong, Vidal; Messi y Griezmann (Ansu Fati, m.87).

Goles: 1-0, m.30: Mertens; 1-1, m.56: Griezmann.

Árbitro: Felix Brych (ALE). Mostró cartulina amarilla a Insigne (m.61) y a Mario Rui (m.89), del Nápoles, y a Busquets (m.50), Messi (m.66) y Griezmann (m.83) del Barcelona. Expulsó por doble amonestación a Vidal (m.87 y m.89).

Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el estadio San Paolo de Nápoles ante cerca de 60.000 espectadores