Más que una Liga: título y hegemonía para el Barça
Alirón en el Camp Nou
La victoria ante el Levante hace campeones a los azulgrana, que suman 26 títulos
35 partidos y solo dos derrotas. El Barça, tras despachar al Levante, es campeón, esta vez a tres jornadas del final. Otro alirón. Casi una costumbre. Se dan pocos casos en el fútbol de élite equiparables al protagonizado por el FC Barcelona en los últimos tiempos. Ganar ocho Ligas de las últimas once ediciones habla de un club poderoso, capaz de competir con una regularidad fuera de lo común, sostenida en el tiempo además en un campeonato reconocido en el mundo como uno de los más fuertes.
Rijkaard, Guardiola, Tito Vilanova, Luis Enrique... El Barça de Valverde también tiene sello propio. Somete a los adversarios hasta el aburrimiento por su solidez. Se hace imposible seguirle el ritmo, de tal modo que el único debate a nivel interno acaba sirviéndose desde la abundancia: “¿Quizás podríamos jugar un poco mejor?”. “¿Cómo prefieres ganar la Liga, jugando o sin jugar?”. Preguntas surgidas de la exuberancia. Al final el Barça la ha ganado como querían sus futbolistas: con puntos en juego y en el Camp Nou, con los deberes hechos en la Copa y antes de batirse al Liverpool en la Champions. Superando al Levante tras aceptar el desafío de un Atlético que había batido horas antes al Valladolid y que ha competido durante toda la temporada de forma encomiable, al contrario que su convecino Real Madrid, a años luz en la clasificación, vestido de penitente, deambulando sin objetivos en una tercera posición que retrata su irregularidad.
Regularidad aplastante
Victoria final contra el Levante y solo dos derrotas en 35 partidos; ni un Atlético encomiable ni un Madrid imperceptible han podido con el campeón
Superar reiteradamente a una entidad de la potencia deportiva y la influencia mediática del Real Madrid propulsa al club azulgrana hacia un estatus definitivamente ganador, expulsándose la pesada etiqueta histórica de club derrotista y sufridor soportada por los seguidores más veteranos y olvidada (o directamente nunca experimentada) por los más jóvenes.
Si el Barça juega suele ganar. Es así. La distancia en el palmarés respecto al club blanco en cetros ligueros se sigue acortando y hoy en día se sitúa en 33 títulos para los blancos y 26 para los azulgranas, cuando las diferencias llegaron a ser siderales en los años setenta y ochenta. Esa manía por no perder la ha llevado Ernesto Valverde al límite encadenando dos Ligas seguidas desde que aceptó ser el entrenador perdiendo un solo partido en su primera temporada (con la Liga decidida) y dos en su segunda a falta de tres jornadas.
Cambio de paradigma
El club azulgrana suma su Liga número 26, aquel derrotismo ‘vintage’ ha dado paso a un presente descaradamente ganador
La Liga número 26 del Barça, la primera bajo la aplicación del VAR, se puede partir en dos desde una perspectiva barcelonista. Hubo un antes y un después a partir de la caída en el Camp Nou ante el Betis 3-4. Aquel resultado encendió la luz de alarma no tanto por sus efectos clasificatorios sino por desnudar las prestaciones defensivas que daba el equipo, agujereado con facilidad. Desde entonces Valverde, este año más seguro de sí mismo, con más ascendencia sobre sus futbolistas y por tanto con más capacidad para intervenir, hizo un par de retoques tácticos en el equipo con objeto de abrigarlo. El resultado ha repercutido ligeramente laminando su brillantez, pero ha edificado un bloque al que le cuesta horrores perder. El Barça intimida porque tiene a Messi, claro, pero también porque apenas presenta grietas. Se recordarán de este campeonato los dos clásicos, ambos con victoria culé sin encajar gol, así como la impotencia de un Madrid en crisis total, malviviendo a años luz del Barça en la tabla.
Valverde ha mantenido su columna vertebral intocable, con Ter Stegen convertido en uno de los mejores porteros del mundo protegido más que nunca por un Piqué (esta noche capitán) arrebatador, fresco de piernas sin la roja y acompañado de Lenglet, una revelación que resolvió el momento crítico de la temporada: falló la rodilla de Umtiti y apareció él. Por delante, los treintañeros Busquets y Rakitic han sido aún imprescindibles, apoyándose esta vez en el otro gran descubrimiento, Arthur, un desconocido que vino de Brasil pero que juega como si hubiera sido concebido en Sant Joan Despí. Pelotero y aspirante a replicar a Xavi, ha logrado amortiguar las cada vez más menguantes críticas sobre el modelo a base de un juego de posición y asociación reconocible. El único pero ha sido su resistencia física, incompleta y por eso compensada por otra de las buenas noticias del año, un Arturo Vidal cada vez más útil a su manera. En ataque casi todo ha sido cosa de Suárez y Messi, el primero a través de un rendimiento ascendente, el segundo, haciendo de él mismo con exhibiciones continuadas que dejan a periodistas, aficionados y colegas sin palabras. Su mejor socio ha sido Alba.
Piezas clave
Piqué ha sobresalido, Arthur ha amortiguado al menguante sector crítico y Messi... qué decir del argentino Piqué ha sobresalido, Arthur ha amortiguado al menguante sector crítico y Messi... qué decir del argentino
El éxito de Valverde, obligado a llegar lejos en todos los frentes (el triplete es posible, ahora ya se puede decir), ha sido también administrar con gracia sus recursos, ampliando el número de jugadores servibles para la causa. La competencia entre Dembélé, espectacular pero frenado por las lesiones, y Coutinho, así como la que mantienen Sergi Roberto y Semedo han sido para bien. Incluso Aleñá ha subido un peldaño. Ya se sabe: las posibilidades de que un equipo acabe siendo campeón se disparan cuando más de 15 jugadores sienten que lo son.