Vingegaard se gana el respeto en el País Vasco
Ciclimo | Itzulia
El ganador del Tour culmina una cabalgada de 28 kilómetros para ganar la última etapa y la general de la Itzulia
Los titulares el lunes pasado eran grandilocuentes hablando de la exhibición de Tadej Pogacar en el Tour de Flandes. No era para menos. El esloveno también se llevó todas las portadas hace un mes después de una París-Niza en la que torturó y zarandeó al campeón que le derrotó en el Tour de Francia de 2022. El carisma de su gran rival no para de crecer. Esos halagos mundiales han sido alimento para Jonas Vingegaard, que llegó a la Vuelta al País Vasco tocado en su orgullo, con ganas de reivindicarse, con necesidad de enseñar todo su potencial y su voracidad, que cuando él está pletórico no están tan lejos ni son tan diferentes que los de Pogacar. El líder del Jumbo exigió el respeto que se merece con una cabalgada espectacular en los últimos 28 km de la sexta y última etapa de la Itzulia para sentenciar la carrera por todo lo alto.
Tres etapas y la general se lleva de Euskadi Vingegaard, al que le sienta bien correr en las carreteras españolas. En febrero ya hizo lo mismo (tres triunfos parciales y el global) en O Gran Camiño gallego. Y es un dato importante porque el 1 de julio el Tour 2023 arranca de Bilbao y tendrá tres etapas nerviosas y movidas por el País Vasco. El danés ha hecho un curso intensivo esta semana y andará sobrado de confianza, después de su dominio en abril.
Gran táctica con Valter y Kruijswijk
Después de dos días ganando a Mikel Landa en los últimos metros, Vingegaard dio rienda suelta a su espíritu aventurero y regaló un final de fiesta por todo lo alto
Después de dos días, miércoles y jueves, ganando a Mikel Landa en los últimos metros y casi al sprint, Vingegaard dio rienda suelta a su espíritu aventurero y regaló un final de fiesta a la afición vasca que lo celebró en la subida a Izua, el puerto donde atacó para soltar de rueda a todos. Ya era líder –tenía 13s de ventaja sobre el alavés del Bahréin– y podría haber optado por una táctica más conservadora pero Vingegaard, a veces calculador, también sabe correr con el corazón y para dar espectáculo.
El danés culminó una estrategia fenomenal de su equipo, el Jumbo-Visma, que de salida incrustó a dos ciclistas en la escapada del día. La presencia de el húngaro Valter y el neerlandés Kruijswijk en la avanzadilla permitió al conjunto no tener que tirar ni trabajar durante la mayor parte de la etapa, con siete puertos, tres de Primera, y varios repechos. Ese castigo de controlar las diferencias le cayó al Bahréin, sobre todo al austríaco Pernsteiner, mientras Oomen y Leemreize, los gregarios de Vingegaard, fueron tranquilos, protegiendo a su líder.
Tres triunfos parciales y el éxito global
Tres etapas y la general se lleva de Euskadi Vingegaard, al que le sienta bien correr en las carreteras españolas, ya que en febrero ya hizo lo mismo en O Gran Camiño
Todo estaba calculado. Y cuando llegó el momento clave en Izua, el último de Primera categoría, y el ganador del Tour aceleró primero Valter y después Kruijswijk le hicieron de puente hasta que el danés lanzó su demoledor demarraje.
Por primera vez en esta Itzulia, Landa no pudo responder al ataque del líder, que se fue solo sin importarle tener que completar los últimos 28 km en solitario. Solo tímidamente Enric Mas (Movistar) pudo seguirle al inicio. Después, la distancia no paró de aumentar. Coronó con 44 segundos, rozó el minuto y medio tras arriesgar en las bajadas y en meta acabó siendo de 47s porque el danés se relajó para celebrar el triunfo. No es lo habitual en él pero se permitió soltarse de las dos manos y levantar los brazos. Aquí está Vingegaard. Ahora, a diferencia de Pogacar que quiere correr tres clásicas como la Amstel, la Flecha Valona y la Lieja, el ciclista del Jumbo desaparecerá y se entrenará hasta el Dauphiné, en junio, para seguir mejorando su puesta a punto. A este nivel, Vingegaard no ha dicho su última palabra de cara al Tour. Su gran rival está avisado.