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‘Purito’ Rodríguez: “De pequeño, yo no ganaba”

Ciclismo | Titan Desert

Desde el desierto del Sáhara, ‘Purito’ Rodríguez revisa su carrera deportiva

Purito Rodríguez, en la Titan Desert 2019

RAÚL FERNÁNDEZ / GARMIN TITAN DESERT

–Esto está duro ¿eh? –dice Joaquim Purito Rodríguez (39).

Va conversando con todo el mundo, de una jaima a la otra.

Este es el desierto del Sáhara y los otros competidores, tumbados sobre las alfombras, con los pies colgando de las sillas, le contemplan.

En esto del ciclismo, Purito Rodríguez fue un peso pesado. Un clásico que rozó las victorias en la general del Tour, el Giro y la Vuelta. E incluso en un Mundial. De eso, no hace nada. Acaso cinco o seis años.

La navegación por el GPS nunca fue el fuerte de 'Purito’, y ese déficit se paga en el Sáhara

Y por eso, los otros callan y escuchan.

–Bueno, pero yo de navegación, cero –añade Purito, y así rompe el hielo.

Es correcto.

La navegación por el GPS no ha sido su fuerte en la Titan Desert. Y ese déficit se paga. En el Sáhara, no está peleando por la victoria.

–En realidad, he venido a echarle un cable a mi compañero de equipo, Oliver Avilés. Pero estoy aprendiendo mucho. Este es un master en navegación...

–¿Y le gusta?

–Desde luego, este es otro punto de vista.

–¿Y usted todavía se entrena con intensidad?

–Mucho, todo lo que puedo. Pedaleo por casa, en Andorra. Y con los chavales jóvenes del Bahrain Mérida, como Iván Cortina. Soy embajador del equipo. Y les doy consejos para la Volta a Catalunya, el País Vasco, la Flecha Valona, el Giro...

–¿Qué es lo que hace usted exactamente?

–Analizo los recorridos e incluso a los rivales. Apenas han pasado dos años desde el día en que me retiré. Tengo todo aquello muy fresco.

–¿Pero usted viaja?

–No no. Miro las pruebas desde casa y así aporto información desde fuera.

–¿Y cuántos kilómetros semanales recorre ahora?

–No lo sé. No los calculo. Antes me entrenaba. Ahora me divierto.

Lo mejor que nos pudo pasar es que nuestro padre fuera director de equipo; nunca nos obligó a pedalear”

‘Purito’ RodríguezCiclista

Purito Rodríguez dice que apenas se añora, que aquello ya pasó y todo tiene su momento. Busca refugio en lugares comunes, aunque insiste en algo:

–Mi vida no era dura. Al fin y al cabo, hacía lo que me gustaba.

Ahora se echa hacia atrás, cierra los ojos y recuerda.

Habla de su infancia en Parets del Vallés, cuyas carreteras recorría de niño. De su padre, Manuel Rodríguez, que fue ciclista y director de equipo. De su hermano mayor, Víctor Manuel, que también pedaleaba. Y del pequeño, Alberto, que fue profesional, como Purito, y miembro del equipo Colchón CR.

–Lo mejor que nos pudo pasar es que nuestro padre fuera director de equipo. Nunca nos obligó a pedalear. Todos jugábamos a fútbol. Y los fines de semana, en casa, le dábamos a la bicicleta.

–¿Y en qué equipo estaba jugando usted?

–En el Parets. Pero nunca fui una estrella. Y lo dejé pronto, de cadete.

–Y cuando se pasó al ciclismo ¿pensó que llegaría a donde llegó?

–Jamás. Es que lo que logré es increíble. Pero fíjese en una cosa. Tantos años después, sigo contemplando a los amateurs que competían junto a mi hermano mayor y les digo: ‘Eres alucinante. Qué calidad tienes...’. ¡Aún me impresionan!

–Pero no hicieron nada de lo que ha hecho usted...

–Son seis años mayores. Los admiraba de niño y eso ha quedado en el subconsciente.

–¿Y qué le responden?

–Me dicen: ‘Calla, que eres un profesional brutal como la copa de un pino’.

–Y eso que no lo ganó todo...

–Estoy muy orgulloso, pese a los postes. He tenido un palmarés muy bueno, pese a la clase de corredor que fui.

Purito Rodríguez fue segundo en el Giro del 2012. Y también en la Vuelta del 2015, cuando Contador le sorprendió en el santuario de Fuente Dé (Cantabria).

–Esa me dolió. Con el tiempo, la analizo y pienso: ‘Qué lástima, haber perdido así’. Y está aquel episodio del Mundial de Florencia (2013), cuando Valverde y yo nos decíamos ‘ni tú ni yo’ y al final se nos coló el portugués (Rui Costa).

Me dolió perder la Vuelta del 2015; con el tiempo me digo: 'Qué lástima'”

‘Purito’ RodríguezCiclista

–¿Y por qué se escaparon aquellas carreras?

–Siempre había uno más bueno. No sé, puedo decir que pinché o me caí. Pero si hubiera salido a por Contador, en la Vuelta del 2015, tal vez no se me hubiera escapado la general.

–¿Ganó lo suficiente como para vivir de su dinero?

–El ciclismo no es fútbol. Aunque se gana dinero. La verdad es que no he derrochado, pero no he dejado de trabajar.

Dice que vive bien. Sobre todo, desde que fichó por el Bahrain Mérida, cuando le ofrecieron un contrato a tres años vista.

–Antes dijo: ‘Pese a la clase de corredor que fui...’. ¿A qué se refiere?

Nunca estuve tocado por la varita mágica: no soy Valverde, Contador, Sagan ni Alaphilippe”

‘Purito’ RodríguezCiclista

–Nunca estuve tocado por la varita mágica. No soy Valverde, Contador, Sagan ni Alaphilippe. Son tipos con gracia y soltura. Tipos que podrían dejar de entrenarse y ganar carreras. Tras cada una de mis victorias había un trabajo bestial. Me he sacrificado muchísimo.

Dice que, cuando piensa en el pasado, se ve como un ciclista del montón. En las categorías inferiores, sus triunfos se cuentan con los dedos de una mano. Hay apenas tres o cuatro.

–De pequeño no ganaba. El bueno era mi hermano pequeño. De juvenil ganaba 25 carreras al año. Pero luego vino el gran cambio.

–¿En qué momento?

–Todo cambió cuando profundicé en la montaña. En mis primeros años como profesional, nunca me enfrentaba a puertos de más de veinte minutos. Y eso que tenía a mano el Montseny. Pero en el 2007 me fui a vivir a Andorra. Busqué un apartamento junto a Xavier Florencio y allí lo entendí: ‘En Andorra, o subes o subes’. Y en el 2008 ya era sexto en la Vuelta a España.

Todo cambió en el 2007, cuando me fui a vivir a Andorra: allí, o subes o subes”

‘Purito’ RodríguezCiclista

–¿Cómo se produjo la transformación?

–Con tantas horas en la montaña, el cuerpo cambió. Tenía tiradas con 4.000 m de desnivel. Se multiplicó mi resistencia a la montaña. Antes, podía llevarme el maillot de la montaña. Pero es evidente que me faltaba trabajo: los grandes puertos se me hacían largos.

–Y todo cambió...

–Tampoco pensé que llegaría a donde llegué. En el 2010 me metí en el top ten del Tour. Incluso gané una etapa. Y luego fui líder en la Vuelta.

–¿Y cómo se transformó en aquel ciclón en las etapas que acababan con una pendiente corta pero tan pronunciada?

–En el 2008, en una pendiente de la Dauphiné Libéré, le metí 35 segundos a Vinokurov. Era espectacular.Empecé a creérmelo. Así que empecé a guardarme para esos instantes finales. Y es curioso porque había etapas en las que no me veía. Pensaba que solo podía aguantar, pero luego llegaban esos dos minutos finales y sacaba los vatios y me disparaba.

–¿Se nace para eso?

–Se nace. Pero hay que trabajar la potencia explosiva y las series para aguantarlo.

–¿Cómo lo hacía?

–Hacía pendientes de veinte segundos recuperando cuarenta segundos. Cinco o seis de ellas, y con el máximo desarrollo. Me explotaban los glúteos y las piernas. Y luego hacía series de fuerza. Todo el desarrollo a menos de 25 pedaladas durante tres, cuatro o cinco minutos.

Purito Rodríguez dice que tiene dos hijos. A Pablo, el mayor, le gusta pedalear con él o los amigos. Dice que quiere ir a la Titan Desert junto al padre.

–Me mandó un audio recordándomelo. Y a Elsa, que es dos años más joven, también le gusta la bicicleta, pero por ahora se dedica a la gimnasia artística. Ya ha sido la campeona de Andorra de su categoría.