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Andrew Wiggins y la presión de las expectativas

Golden State Warriors

Número 1 del draft en 2014, Novato del Año en 2015 y devorado por las críticas desde entonces, el jugador de los Warriors parece haber encontrado su sitio

Andrew Wiggins lideró a los Warriors para adelantarse en las Finales en un mal partido de Stephen Curry 

JOHN G. MABANGLO / EFE

"Yo recuerdo 'ser' Andrew Wiggins. Recuerdo jugar contra Michael Jordan en mi primer año en la liga. Así que jugar contra Wiggins, ver la cara de bebé y esas cosas que tiene que mejorar con el tiempo... era como ver un reflejo de mí mismo hace 19 años", confesó Kobe Bryant a CBS Sports el 15 de diciembre de 2014. Los Angeles Lakers acababan de derrotar a los Minnesota Timberwolves, 100-94. Bryant agrandaba su leyenda, superando a Jordan como el tercer máximo anotador de la historia en temporada regular. Wiggins era un novato, en palabras de Abraham Romero para el diario AS, "llamado a marcar la siguiente época en la liga".

'The next big thing',' the prospect', 'Maple Jordan' o 'Junior Jordan'. Así se referían en prensa y en redes sociales a Andrew Wiggins en 2014. A sus 19 años, era un escolta con capacidad para jugar de alero, por encima de los dos metros, que había promediado 17 puntos y casi 6 rebotes en la Universidad de Kansas. En ataque era una amenaza gracias a su atleticismo, su agilidad en el primer paso y su gran mecánica de tiro; en defensa era versátil y sólido en el perímetro. Todos los analistas estaban de acuerdo en situarlo entre los tres mejores proyectos del draft, y no se equivocaron.

Elegido como el número 1 por los Cleveland Cavaliers, el canadiense salió antes que Joel Embiid, Marcus Smart, Julius Randle, Zach LaVine o el recientemente nombrado MVP Nikola Jokic. Visto con perspectiva, suena surrealista. En ese momento, no lo era, y así lo demostró en su primera temporada, que no sería con la camiseta de los Cavaliers, sino con la de los Timberwolves.

Se convirtió en el segundo número 1 del draft en ser traspasado antes de debutar

Se convirtió en el segundo número 1 del draft, después de Chris Webber en 1993, en ser traspasado antes de debutar. Cleveland quería a Kevin Love en su equipo para completar el 'Big Three' con Kyrie Irving y LeBron James. Mientras ellos llegaron a las Finales para perder contra los Warriors, Wiggins no se perdió ni un solo partido en temporada regular y promedió 16,9 puntos y 4,6 rebotes. A pesar del pobre rendimiento de la franquicia, en la que también estaban LaVine, Ricky Rubio o un ya veterano Kevin Garnett, el joven canadiense fue nombrado Novato del Año, doblando al segundo, Nikola Mirotic, en las votaciones.

Al año siguiente, ya con Karl-Anthony Towns en plantilla, elevó su anotación hasta los 20 puntos por partido, y al final de la temporada 2016-17 alcanzó los 23 puntos de media. Su rendimiento aumentaba, el nivel de su equipo no. Al menos, no en su misma proporción. Pasaron de ganar 16 partidos en el primer año de Wiggins en la liga a 31 en el tercero, todavía insuficiente para entrar en playoff. Los Timberwolves lo apostaron todo al draft, pero no fueron capaces de rodear el enorme talento de Wiggins, Towns y LaVine con los jugadores necesarios. Todavía hoy tienen problemas en ese sentido.

En 2017 comenzó el declive de Wiggins, coincidiendo con la llegada de Butler

En 2017 comenzó el declive de Andrew Wiggins, coincidiendo con la llegada de Jimmy Butler a Minnesota. A pesar de todos los puntos fuertes de su juego y su capacidad atlética, muchos expertos veían, desde su etapa universitaria, un gran problema en él: su mentalidad. Se le achacaba que era un jugador débil mentalmente, irregular, poco consistente y pasivo, sobre todo en defensa.

Lo que menos necesitaba una persona de sus características era que lo juntasen con un carácter explosivo y duro como el de Butler. La relación no funcionó desde el principio y la bomba terminó estallando en septiembre de 2018 por culpa del hermano del canadiense, que, después de hacerse público el interés de Butler en salir de los Timberwolves, escribió "Aleluya" en su cuenta de Twitter.

Hasta 2020, Wiggins no volvió a promediar 20 puntos por partido, bajando también su porcentaje anotador. La presión de tener que cumplir con unas expectativas que le habían sido impuestas desde antes de llegar a la liga, unida a la inexperiencia de la plantilla de Minnesota y a la mala gestión a la hora de rodear el talento joven, acabaron haciendo de la estrella de la Universidad de Kansas un jugador apático, insensible, al que parecía no interesarle el baloncesto.

No obstante, el 6 de febrero de 2020 su carrera pegó un giro radical. Los Timberwolves buscaban un cambio y los Golden State Warriors no contaban con D'Angelo Russell como una pieza importante de cara al futuro. De este modo, los intercambiaron, junto a otros secundarios y alguna elección del draft. Ya nadie esperaba grandes cosas de Wiggins, pero resultó ser el complemento que los mermados Warriors necesitaban.

Jugó 12 partidos esa temporada con su nuevo equipo y promedió 19,4 puntos sin la compañía de los Splash Brothers. En su primer año completo en San Francisco, condicionado por la pandemia, pero ya con Curry recuperado, anotó 18,6 puntos y capturó casi 5 rebotes por encuentro. Aunque no consiguieron entrar en los playoff, cayendo en el play in contra los Grizzlies de Ja Morant, los Warriors se perfilaban como una amenaza para esta temporada, a la espera de la recuperación de Klay Thompson.

La amenaza se cumplió y los de San Francisco se acaban de adelantar en las finales de la NBA de 2022 contra los Boston Celtics, uno de los equipos más exigentes defensivamente a los que los Warriors se han enfrentado en sus cinco Finales anteriores. En una temporada extraña, en la que la mayoría de los grandes candidatos al título estaban en la Conferencia Este, el jugador canadiense encontró su sitio y ejerció como el complemento perfecto para apoyar a Curry, Klay, Green y un sorprendente Poole en su camino a la gloria. Se ganó su primera participación en el All-Star y su debut en las Finales.

Ante la ausencia (no física, pero sí espiritual) de Curry, Wiggins asumió el reto de liderar a los suyos para poner el 3-2 en la serie en casa, acercarlos al anillo y demostrar que la dinastía de los Golden State Warriors todavía no ha terminado. Cuando ya no había ninguna expectativa puesta sobre su carrera, se liberó y ahora se muestra más cómodo e ilusionado que nunca.

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