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Marc Gasol se rinde al ‘showtime’: jugará en los Lakers

NBA

Chamberlain, Jabbar, Magic, O’Neal, Bryant y James han defendido los colores del conjunto amarillo

Marc Gasol, entre LeBron James y Tyson Chandler, en diciembre de 2018

Karen Pulfer Focht / EFE

De alguna manera, Marc Gasol (35) avanza ahora un paso más en su revisión del pasado.

Ahí va un self-made-man: un hombre hecho a sí mismo.

Habrá que explicarse.

En 2006, el Barça descartaba a Marc Gasol. Eran cosas de Dusko Ivanovic, entonces el técnico azulgrana, que le reprochaba “su sobrepeso”.

–Nunca llegué a pensar que Marc Gasol se convertiría en el pívot que es hoy –admitiría Ivanovic a La Vanguardia ocho años más tarde, cuando entrenaba al Panathinaikós.

La historia se conoce: menospreciado por Ivanovic, Marc Gasol se iría cien kilómetros al norte, a Girona, cedido al Akasvayu. Allí iba a emprender el vuelo, consolidándose como un poste alto de prestigio mundial que acabaría aterrizando, dos años más tarde, en la NBA.

Marc Gasol, durante su periplo en Akasvayu Girona

Àlex Garcia

Y entonces, otro agravio.

En 2007, Marc Gasol había sido drafteado por los Lakers en segunda ronda, en la posición 48.ª (ese mismo año, Rudy Fernández era escogido en el puesto 24.º: acabó en Portland).

Lo que pasó es que los Lakers no le quisieron. Y tampoco Houston Rockets, otro club con pedigrí cuyos técnicos le colgarían a Marc Gasol un mote: man boobs (significa hombre con pechos, y hacían referencia a su torso flácido).

De un descarte al siguiente, Marc Gasol desembarcaría en 2008 en Memphis Grizzlies, entonces un conjunto menor cuyos colores, hasta ese mismo año, había defendido Pau Gasol, su hermano mayor (curioso guiño del destino: Pau Gasol iría entonces a parar a los Lakers).

En Memphis, tierra de Elvis Presley, ya sí: definitivamente, Marc Gasol se hizo fuerte.

Todo lo que vino a continuación es de uso común: su proceso de crecimiento interior con los Grizzlies –todos crecerían, tanto el pívot como el club–, sus éxitos con la selección española en las ventanas de verano, su tumultuoso traspaso a Toronto en febrero de 2019 y el maravilloso cierre de aquel curso, al ajustarse el anillo de la NBA.

Incluso su transformación física: hace unos meses, en plena pandemia, Marc Gasol reaparecía en las redes sociales en un estado de forma sorprendente, muy fibrado, producto de su actividad aeróbica y su revisión dietética.

No volverán a llamarle man boobs.

(...)

Llegados a este punto, ya solo le faltaba un paso más para alcanzar la excelencia: los Lakers.

Los motivos también son de uso común. Este es el territorio del showtime, el hogar de Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar, Earvin Magic Johnson, Shaquille O’Neal, Kobe Bryant y, hoy, LeBron James.

Y también, el de Jack Nicholson, Will Ferrell, Kendall Jenner, Beyoncé y Jay-Z, espectadores habituales, con frecuencia a pie de pista, en ocasiones presionando a los árbitros.

Reivindicación

Tras borrar diversos agravios en su carrera, el mediano de los Gasol jugará en el club más famoso del mundo

En esencia, los Lakers son el súmmum de la NBA, marketing perfecto para todo aquello que vende la liga: títulos (los Lakers suman 17, tantos como los Celtics, ambos más que nadie), espectáculo (el sky-hook de Jabbar, las asistencias de Magic, el rap de O’Neal, el tiro en suspensión de Bryant...), glamur y dinero (en 2019, un aficionado había ganado 100.000 dólares, unos 85.000 euros, al anotar un tiro desde media pista durante un descanso).

Todo eso ha leído Marc Gasol.

Lo ha leído y lo compra.

Y lo hace, incluso, asumiendo pérdidas.

Marc Gasol abandona el frío hub tecnológico de Toronto –la ciudad canadiense ya ha amortizado el título de 2019– y renuncia a sueldos más jugosos –la lista de pretendientes era notable– para, durante los dos próximos años, entrar en el espacio del showtime, allí donde le esperan LeBron James y Anthony Davis (si se queda), según los expertos, dos de los jugadores más determinantes de la era contemporánea.