Oporto y Atlético se jugaban el pase a los octavos de final de la Champions League en Do Dragão en la última jornada de la fase de grupos y la tensión se desbordó en la segunda parte, cuando fueron expulsados con roja directa Yannick Carrasco en el bando colchonero y Wendell en el equipo portugués, ambas expulsiones por una agresión.
Corría el minuto 66 de partido cuando en un inocente saque de banda a favor de los locales el jugador belga le quitó el balón a Otávio, que reaccionó de forma airada en busca de Carrasco. Aún con el juego parado, el del Atlético soltó el brazo cerca de la cara del luso y varios futbolistas del Oporto le empujaron mientras el árbitro, Clement Turpin, no dudó en mostrar la roja.
El partido, que en ese momento ya estaba a favor de los españoles gracias al gol de Griezmann, tardó aún unos minutos en reanudarse, con varios jugadores encarados. Tres minutos antes había entrado en el campo el brasileño Wendell, que sin embargo ocho minutos después sufrió el mismo destino que Carrasco.
También en un saque de banda, el defensa, que había entrado con fuerza instantes antes a Correa, se apresuró a coger el balón pero apareció Mateus Cunha. Wendell le puso el antebrazo en el cuello a su compatriota, que se dejó caer al suelo como si hubiera recibido un golpe en la cara. El colegiado francés tampoco dudó en expulsar al del Oporto.
La expulsión de Wendell aún provocó una trifulca mayor, con jugadores y técnicos implicados, entre ellos Diego Simeone. Entre tantos empujones un delegado del Atlético vio también la roja y minutos después, con los ánimos aún caldeados, el portero suplente Marchesín, que estaba en el banquillo, también fue expulsado.
Los constantes parones favorecieron a un Atlético que ya había hecho los deberes con el tanto de Griezmann. En los últimos minutos, con el Oporto volcado en busca del empate, el Atlético certificó la victoria con los goles al contragolpe de Correa y De Paul. El triunfo del Liverpool en Milán acabó por dar el pase a los de Simeone.