El partido de la joven perla fue una exhibición. Y es que Lamine Yamal fue un vendaval de desborde, creatividad y generación de fútbol. La principal razón de ello está en su pie. Tiene un guante para asistir (con la de ayer ya acumula 17 pases de gol), encontrar pases imposibles o para golpear. No le importa utilizar cualquier superficie de su zurda porque tiene una precisión quirúrgica con todas. Pero también hubo una segunda razón: Fermín y Koundé. Ambos tienen tantas piernas y entienden tan bien lo que necesita el equipo, que le limpiaron las zonas para que el mejor futbolista pudiera aparecer con todo el espacio disponible.
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