La Super Bowl tampoco se escapa del efecto Taylor Swift.
La reiterada presencia de la cantante en los partidos en los que participa su novio, Travis Kelce, tight end de los Chiefs de Kansas City, tiene como consecuencia que muchas más mujeres vayan a asistir o ver por televisión la final de la liga de fútbol americano (NFL) entre los de Misuri y los Eagles de Filadelfia que se disputa este domingo por la noche (00.30 h del lunes en España) en Nueva Orleans.
Esos besos que se estampan la artista y el atleta no han hecho más que despertar el interés de un colectivo que se mantenía reticente ante una práctica en la que predomina un público formado por hombres blancos mientras en el pasto son mayoría los futbolistas negros.
La existencia del efecto Swift lo certifican las encuestas realizadas en vísperas del partido del verdadero deporte número uno de Estados Unidos, muy por encima del béisbol, la práctica antes conocida como “el pasatiempo de América”.
Ya no. Mientras el juego de la pelota ha caído por su falta de ritmo, la NFL no hace más que expansionarse por el mundo, llevando partidos a otros países. Este año, en la próxima temporada, llega a Madrid.
Otra cosa que dicen las encuestas. La mayoría de estadounidenses estarán a favor de los Eagles, por eso de que se les considera los underdog , los débiles de la confrontación frente a los potentes Chiefs.
La presencia de Taylor Swift en los partidos de su novio, Travis Kelce, fomenta el interés de las mujeres
En eso influye, sin duda, un combo de circunstancias, desde la atracción que provocan los perdedores, los anti- swifties (muchos trumpistas figuran ahí), hasta la atracción que genera Shaquom Barkley, el running back de los de Pensilvania y piedra angular, la gran estrella de los águilas, por encima del quarterback o mariscal de campo, dada su capacidad de volar para apuntarse un touchdown.
Barkley lidera una extraordinaria línea ofensiva, considerada una de las mayores que ha habido en la historia de esta liga. Enfrente tendrán a una de los mejores muros de contención, capitaneado por el célebre preparador defensivo Steve Spagnuolo. Es la sombra del entrenador jefe Andy Reid, ese hombre con aspecto de abuelo pachorra es el arquitecto de una escuadra que este domingo desafía a la historia de la mano de su líder en el césped, el quarterback Patrick Mahomes.
Esta Super Bowl, una repetición de la de hace dos años, cuenta con un aliciente especial y que puede marcar época. Si los de Kansas City ganan, será su tercer título consecutivo (el cuarto desde el 2020), algo que ningún otro equipo ha logrado.
Los expertos consideran que estas tres victorias consecutivas harían de los Chiefs el equipo más completo, incluso por encima de los Patriots, que acumularon seis anillos en poco más de una década.
De momento han conseguido otro récord, puesto que es la formación que ha logrado ganar en cuatro países diferentes y es el equipo con más seguidores en el ámbito internacional.
En esta proyección, tiene un papel determinante Mahomes, que, antes de esta Super Bowl, era el jugador menor de 30 años con más títulos. Esta es su quinta final, tras debutar en la NFL en el 2018. Sus números son mejores incluso que los de Tom Brady, que es el que cuenta con más campeonatos.
La estrella de los Eagles de Filadelfia no es el quarterback, sino su mejor corredor, Shaquom Barkley
Según The Wall Street Journal , “el problema para cualquiera que quiera imitar a Mahomes es que es inimitable”.