En la temporada 1984-85, con la llegada de Terry Venables, el Barça sorprendió a sus rivales con una serie de jugadas ensayadas a balón parado que favorecía la subida al remate de Alexanko y Migueli, que sacaban ventaja de los centros medidos de Schuster al primer palo, donde eran prolongados por un compañero hasta el segundo, donde esperaba el remate de cabeza de alguno de los dos centrales al fondo de la portería contrincante. La estrategia, junto a una presión asfixiante sobre la salida de pelota del contrario, permitió al once blaugrana la conquista del título de Liga, recordada como la del “Urruti t’estimo”, frase con la que Quim Puyal inmortalizó la parada del penalti de Urruti en Valladolid la tarde que se cantó el alirón, once años después del título anterior con Cruyff de gran figura. Aquel factor sorpresa duró una temporada, porque en la siguiente la mayoría de los equipos ya habían descubierto el antídoto y era un Barça más previsible.
Con el problema añadido del enfrentamiento entre Venables y la estrella del equipo, Schuster. El conflicto alcanzó su punto álgido en la final de la Copa de Europa contra el Steaua, cuando a mediados del segundo tiempo el centrocampista alemán fue sustituido incomprensiblemente por Moratalla.
Han pasado casi cuatro décadas desde aquel episodio. En la actualidad todo sucede mucho más rápido y el fútbol no es una excepción, por lo que a Hansi Flick el invento le ha durado menos de tres meses. Tal como se ha comprobado contra la Real Sociedad, Celta y Las Palmas, los tres han sabido romper el fuera de juego y se han empleado con la misma presión de uno contra uno por todo el campo con la que el Barça impedía salir con la pelota jugada a los adversarios desde su propia portería. El conocimiento del juego del equipo contrario es esencial en el fútbol actual. Todos los staffs técnicos poseen un laboratorio de análisis táctico, en que se analiza hasta el más mínimo detalle el juego del siguiente rival de turno. Así que después de que le hayan tomado la matrícula, al equipo de Flick le conviene una parada en boxes para hacer una revisión de sus recursos tácticos para que vuelvan a sorprender.
No se trata de señalar a nadie y aumentar las revoluciones para buscar culpables. Señalar a De Jong es tan mezquino como innecesario. Se trata de volver a reinventarse y buscar en la libreta de Flick nuevas soluciones que vuelvan a sorprender.